El color azul tiñe la industria musical
Hay un color concreto que parece estar por todas partes, sobre todo si nos acercamos al panorama musical actual. Puede que sean simples coincidencias o, por el contrario, todo un reflejo inconsciente del momento exacto que atravesamos a nivel social y cultural. Aitana, con el lanzamiento de CUARTO AZUL (2025), no es la única artista que ha optado por los tonos azulados para definir su nuevo universo estético. Otros cantantes a nivel nacional, como Julieta, con 23 (2025); o Pablopablo, con Canciones en Mi (2025), también han dado protagonismo a esta tonalidad en las portadas de sus últimos discos. Pero es que si echamos un vistazo al terreno musical más internacional también está más que presente. Billie Eilish tomó el azul como mayor representación de su último álbum, HIT ME HARD AND SOFT (2024), mientras Sabrina Carpenter posaba sobre un fondo del mismo color para su era Short n’ Sweet (2024) el pasado verano. También Lorde, a través de la portada de su cuarto y nuevo lanzamiento de estudio, Virgin (2025).
Esta tonalidad no solo tiñe la estética visual de estos lanzamientos (y muchos otros), sino que también lidera un tono emocional acorde con el contexto actual: más introspectivo, melancólico, reflexivo e incluso triste. Hay que insistir en que quizás solo sea una unión de coincidencias a nivel artístico, pero el azul posee profundas sensaciones y significados a nivel psicológico que podrían servir de nexo de unión para todos estos lanzamientos. ¿Están estos universos musicales azules reflejando la incertidumbre, la sobrecarga emocional o el deseo creciente de refugio?
Un color con una larga trayectoria (y significados contradictorios)
“Se trata de un color con un valor simbólico que viene desde la Edad Media y el Renacimiento, pues el azul ultramar se reservaba casi exclusivamente para el manto de la Virgen María en la tradición artística occidental”, nos explica la artista valenciana Gemma Alpuente sobre el recorrido histórico de esta tonalidad. “Era un color con alto valor material, pero también espiritual y, por ello, se usaba para representar lo divino, lo puro, lo eterno, lo sagrado”, señala.
Un pigmento con un amplio abanico de tonalidades y una trayectoria artística y cultural con asociaciones muy diversas. “Suele estar vinculado con la introspección, la espiritualidad y lo etéreo”, cuenta Alpuente. “Tiene algo de inmaterial, porque lo podemos asociar con el mar o el cielo, algo que a la vista nos provoca una sensación de infinitud”, señala. Esto es lo que pensó el artista francés Yves Klein (Niza, 1928-1962), uno de los mayores representantes de las vanguardias pictóricas de posguerra, al querer representar lo infinito a través de una tonalidad muy concreta. Un azul eléctrico que acabó bautizando como Azul Klein, o International Klein Blue, y que ahora Aitana ha rescatado para construir el universo de su CUARTO AZUL.
“Artistas como Aitana o Lorde están usando el azul para acompañar transiciones emocionales, para hablar de una madurez que no es fría, sino profunda”, cuenta Maythe Prieto, docente en Psicología del Color y directora de Køhl School. Aitana, después de ser diagnosticada con depresión a finales de 2024, tal y como ha contado en la entrevista que acompaña su aparición en la portada de Vogue del mes de julio de 2025, ha creado un álbum que ella misma define como el “más personal” de su carrera.