¿Y si Demi Moore quisiera ser ahora un icono de estilo?
Con los Premios Oscar 2025 a la vuelta de la esquina y su nombre como uno de los más sonados en la quiniela a Mejor actriz, Demi Moore (y su estilista Brad Goreski) podrían estar ya metiéndose de pleno en otra carrera aparte de la de los de los galardones de la Academia. Y sí, hablamos del agitado y precioso camino que es la moda. A golpe de pletóricos looks, la estadounidense ha seducido estos últimos meses no solo a la crítica cinematográfica, sino también a todos aquellos que escriben y opinan sobre estilo, y no resultaría extraño que en todo este renacimiento de su estrella, Moore quisiera abrirse también a explorar esta faceta.
La de Nuevo México se convirtió casi de manera repentina en uno de los rostros más reconocidos a principios de los 90 gracias a la exitosa Ghost. Sin embargo, esta fama y gloria pronto cayó a falta de proyectos que sacaran a relucir su poder interpretativo, por lo que tampoco pudo continuar analizando dónde podría quedar su figura en relación con el ámbito de la moda. Pero con una inigualable La sustancia de Coralie Fargeat trayéndola hasta lo más alto y habiendo olvidado aquel desfile de Fendi en el año 2020 por el que también fue criticada por su aspecto físico, ha llegado, por fin, su momento de brillar.
Y brillar, brilla, pero literal y figuradamente, en todas las alfombras rojas a las que acude. Dos ejemplos recientes de ello son su estilismo, un vestido negro de Oscar de la Renta con apliques triangulares, en los AARP’s Annual Movies For Grownups, o el impresionante diseño satinado color champagne de Armani Privé que llevó en los Globos de Oro –donde, al ganar, también aprovechó para lanzar un mensaje de empoderamiento femenino–.
Pero lo mejor de todo es que en su imaginario hay espacio también para referenciar el filme que tantas alegrías le ha traído, como por ejemplo este diseño semitransparente de Dior (Alta Costura primavera-verano 2028) con sutil motivo de ojos que alude a aquel fotograma de La sustancia en plena transformación de su personaje, Elizabeth Sparkle, en el que sus pupilas se ven multiplicadas. También, su posado en los Critics Choice Awards con este flamante Schiaparelli Couture otoño-invierno 2024 que poseía en su parte de atrás una espalda enteramente encorsetada y anudada con cordones, cuyo cosido fácilmente recuerda al póster de la película (y a la trama de la cinta en sí, claro).
Su clave a la hora de triunfar es elegir casi siempre vestidos en colores neutros y con mucho brillo, lentejuelas o apliques; aunque hay excepciones como su aparición por la última MET Gala con un impresionante Harris Reed que parecía florecer a su paso, e incluso con su vestido-mosaico en un vibrante rojo, firmado por Oscar de la Renta, en una de las premières de La sustancia.
Eso sí, si tuviéramos que elegir el momento definitivo en el que comenzó a llamar la atención en las red carpets (y a obtener reseñas muy positivas, ese es el Festival de Cannes. Un diseño rojo de Armani Privé aderezado con múltiples lentejuelas y unos rubíes en sus orejas, un Schiaparelli color crema con cola de sirena y escote con lazada, un vestido de Céline muy coquette también con lazo en el pecho para la ceremonia de clausura del festival, e incluso un Loewe customizado en un blanco impoluto con el que acaparó toda a atención como anfitriona de la Gala amfAR.
Podríamos seguir así indefinidamente con múltiples ejemplos que han cautivado tanto el público como a la prensa mediática en toda esta gira promocional, y también podríamos señalar tanto su apuesta por los colores clásicos, como por los brillos, como por siempre estar acompañada por su melena azabache XL (y casi siempre también de su perrito, Pilaf), pero el resultado es el mismo: Demi Moore es, a sus 62 años, una estrella en potencia, y tenemos claro que tanto a nivel de cine como en la industria de la moda, va a seguir dando mucho que hablar.