Las canciones que hablan de Madrid
“Recuerdo aquel día en el Circo, en Corredera pero sin Dionisio”. Yo también recuerdo a Diego Ibáñez cantando aquello allá por 2017. Entonces, Carolina Durante acaba de lanzar el videoclip de su primer single, un vídeo rodado en gran medida en Malasaña, un barrio asociado a la movida musical madrileña. Y a la fiesta. “Yo solía escaparme del instituto y me iba a pasear por la zona”, confiesa el periodista madrileño Enrique Rey que por aquel entonces aún era un adolescente. “Había leído en internet los nombres de algunos bares míticos —La vaca austera, el Nueva visión, el Penta, La vía láctea o el Tupperware— y me gustaba recorrerlos aunque fuera por la mañana y solo pudiese ver la persiana del cierre”, rememora. Porque aquellos paseos permitían imaginar la vida pocos años después. “Soñaba con los amigos que haría por la noche, la gente tan interesante que habría en los locales y entretanto repasaba las canciones que hablaban de ello”.
Entre aquellos bares, destacaba el Tempo 2 —ahora también presente en el último disco de Carolina Durante, en una canción que lleva su nombre—; un pub irlandés que abrió en 1989 y en donde muchos jóvenes empezaron a disfrutar de sus primeros momentos de verdadera libertad. Lo desarrolla Rey. “Hay una relación muy estrecha entre la ciudad y los primeros recuerdos en los que nos sentimos independientes. Puede ser Londres, Madrid o Nueva York porque la ciudad evoca, antes que una geografía, una sensación de autonomía y libertad”, opina el periodista.
Pero más allá de esta sensación que parece acompañar a casi cualquier urbe: ¿existe una idiosincrasia propia que haya convertido a Madrid en una ciudad fascinante? El director de marketing y relaciones públicas de Altafonte, Tomás Crespo, lo tiene claro: “Es mucho más amplia de lo que la gente puede pensar y además aquí confluyen muchas culturas diferentes de distintos lugares de la península ibérica”, sintetiza. “Pero esta fascinación por este territorio no es nueva: ya existía en los años 80, sobre todo en la época de la movida, aunque es verdad que en los últimos años ha habido un repunte importantísimo”, observa.
Esta nueva popularidad podría estar asociada al neocasticismo. Así lo cree el periodista musical y gastronómico Abraham Rivera, que prepara un libro sobre la escena musical y flamenca que se fraguó en Lavapiés durante los años noventa. “Las tendencias neotradicionales que vivimos, a derecha e izquierda, están influyendo en la importancia que tiene Madrid y lo local —o hasta hiperlocal— como algo que debemos abrazar o reivindicar”, apunta. Ese neocasticismo se palpa en el videoclip de Mismos vicios, un tema de Karavana que forma parte de su último álbum Entre amores y errores (2024). “El vídeo, grabado en Legazpi [un barrio madrileño de clase trabajadora] y las pintas que lleva su protagonista —gabardina, jersey de pico sin mangas, mocasines, calcetines blancos, un Nokia del pleistoceno y hasta un portadocumentos de piel— son puro revival ochentero y una muestra de este orgullo por lo local”, esclarece el periodista.