Quemadura solar: qué hacer después
Todos sabemos que quemarse con el sol es malo. Ya nos lo avisaron hasta la saciedad nuestras madres, y los dermatólogos, farmacéuticos y profesionales de la industria de la belleza nos encargamos casi a diario de recordarlo. Porque sí, a estas alturas sabemos también que acelera el envejecimiento cutáneo e incrementa el riesgo de cáncer de piel, pero la verdad es que, a veces, pasa. Y cuando pasa, lo único que quieres es que las rojeces pasen pronto y rápido, que la piel no se caiga y que no pasen factura en el futuro en forma de manchas solares y fotoenvejecimiento. Para deshacerte cuanto antes de las incómodas quemaduras solares, recopilamos en Vogue unos cuantos consejos útiles que esperemos que no tengas que necesitar este verano.
Apártate del sol
Lo primero que debes hacer nada más darte cuenta de que te estás quemando es quitarte del sol. Recuerda que no hay moreno saludable —todo bronceado es responsable de un estrés oxidativo— y, aunque asimilar vitamina D durante 10 minutos al día sin protección solar es recomendable, si tu piel ya está maltratada por el sol es mejor opción no exponerte al astro rey. Repetimos: fuera del sol. Si ya estás quemada, lo ideal es cubrir el área afectada –si es la cara, por ejemplo, un sombrero de ala ancha servirá– y ponerse a la sombra inmediatamente para evitar más daños. Para cualquier área que quede al descubierto, ayuda aplicar una buena capa de protector solar de factor 50. Sí, aunque estés a la sombra.
Cuidado con la ducha
Evita ante todo el agua caliente, porque las temperaturas altas secan la piel y no ayudan a paliar el calor que se acumula en la zona afectada. Si el agua de la ducha además sale con mucha presión seguramente te moleste, así que proponemos sustituirla por un baño o una ducha ligera con agua fría o algo fresca para aliviar la piel. En cuanto a los productos, evita exfoliarte o afeitarte durante esos días. Es mejor ducharse con un gel o crema de ducha suaves que aporten confort y aclarar después con suavidad.
Bebe mucha agua
Hidratarse es siempre importante, pero a la hora de aliviar las quemaduras solares realmente puede marcar la diferencia. Bebe mucha agua a lo largo de todo el día para enfriar el cuerpo y prevenir la deshidratación, y también conviene que lleves siempre contigo una botella o un termo cuando vayas a exponerte al calor.
Usa ‘after-sun’
Aplicarse un buen after-sun, lo suficientemente hidratatante y suave, hace maravillas ya que ayuda a rehidratar la piel y regenerlarla. El aloe ayuda a reducir la inflamación, mientras que otros ingredientes como la manteca de karité o el aceite de coco ayudan a sellar la hidratación de la piel. Para el rostro, prueba una mascarilla calmante o una fórmula para después del sol específica para esta zona tan delicada. Un buen tip en este caso es guardar los productos en la nevera para aumentar el efecto refrigerante y calmar el calor acumulado en la zona afectada.
Antes de volver al sol, espera un poco
Aunque parezca que la quemadura solar va mejorando, es importante que protejas la piel mientras se está curando. Lleva ropa holgada, porque te molestará menos en las zonas enrojecidas que si llevas tirantes apretados o cinturas ajustadas; y eleva tu outfit –y tu sombra– con un sombrero flexible y unas gafas de sol en tendencia. Tu piel te lo agradecerá en el futuro cercano, créenos.