Si soy algo, es una estudiante –académica, mejor dicho– de una concreta materia: con quién sale o se casa Jennifer Aniston, desde su época con Brad Pitt (¡buf!) hasta su momento con Justin Theroux (…¡claro! ¡Nos encanta un hombre que es copropietario de un bar que está rabiosamente de moda!). Y aunque muchas de las relaciones de Aniston que publican los tabloides y medios como Deuxmoi no son más que tonterías (¿recuerdas los rumores sobre Obama?), parece que su actual relación con el hipnotizador y coach de bienestar Jim Curtis ha despegado en serio: lo presentó oficialmente en el estreno de la cuarta temporada de The Morning Show que tuvo lugar esta semana en Nueva York.
Las recientes fotos del verano de Aniston incluían un guiño muy sutil a Curtis (en concreto, lo que parece ser la parte posterior de su cabeza contra una espectacular puesta de sol, en un gesto que nadie en su sano juicio metería en la categoría de ‘es solo un amigo’), pero ahora que la pareja ha comenzado a ir a eventos de Hollywood juntos –después de encender por primera vez los rumores de citas en julio, en un pequeño viaje sexy a Mallorca– estoy dispuesta a opinar sobre la carrera extremadamente hippie-dippie de Curtis, que incluye subir un montón de mensajes de Instagram sobre la manifestación, los mantras, y la autoestima.
Ahora, no me encontrarás burlándome automáticamente de la ‘Nueva Era’ de Curtis; ¡yo vivo en Los Ángeles! Ya he estado en Erewhon dos veces este mes (¡y mis excursiones a este candente bar sólo cuestan aproximadamente lo mismo que el pago del seguro del coche!). Tengo opiniones firmes sobre cómo la “tienda de suministros metafísicos” House of Intuition organiza su expositor de cristales un día cualquiera. Además, escribo un blog para ganarme la vida y realmente no puedo escribirlo sin la mezcla adecuada de incienso aromatizando mi salón. Así que soy la última persona a la que metería sus narices en cómo se ganan la vida los propietarios más místicos de nuestro país, siempre y cuando, por supuesto, no estén timando a personas vulnerables de ninguna forma, cosa que Curtis no parece estar haciendo.
Por supuesto, hay que señalar que la propia Aniston es una especie de fanática del bienestar (no despectivo), conocida por tomarse un trago de vinagre de sidra de manzana por las mañanas y añadir péptidos de colágeno a su café. Es decir, tener tan buen aspecto a los 56 años no se consigue así como así… ¡pero estoy divagando! Me encanta la idea de que Aniston tenga un novio que literalmente pueda leerle la mente, siempre y cuando no abuse de ese privilegio, y me encanta la idea de que hagan yoga en pareja mientras recitan sus respectivos mantras. Sólo me queda una duda: ¿creemos que Curtis ya ha sido presentado a Courteney Cox y/o Chris McMillan? Porque una vez que tu hombre ha conocido a tu mejor amiga y a tu peluquero de toda la vida, entonces la cosa va en serio.