De qué sirve el punk si no es para rebelarse contra el mundo que nos rodea. El nuevo disco de Rata Negra, el grupo madrileño surgido de las cenizas de Juanita y Los Feos (ya sabéis, el grupo fetiche de Carolina Durante), vuelve protestando contra la rutina laboral. «Todos los días haciendo lo mismo, vendiendo tus horas por un trozo de pan». Una ‘Pesadilla adulta’ que no es una pesadilla: se ha hecho realidad.
Si Pablo (batería), Fa (guitarra y coros) y Violeta (voz y bajo) abren así la cara A, la primera de la cara B tiene una temática similar: «esta rutina me está matando», dice ‘Hawai’ soñando con un viaje de película que todos sabemos que jamás llegará.
‘Hawai’ presenta un registro mucho más jangle pop -su intro es muy Smiths-, pues los matices en Rata Negra son más numerosos de lo que parece en primera instancia. Las guitarras de ‘Ojos verdes’ son más enmarañadas, ‘Sobrepensando’ disfruta de una de las melodías más Planetas o incluso Phil Spector, y ‘Veneno’ presenta acordes incluso medio flamencos.
Entre estilos siempre dependientes del trío de guitarra, batería y bajo, lo que termina de transformar las canciones en acontecimientos singulares son sus letras. Las historias. A veces se conforman de tan solo un par de frases como sucedía en muchos himnos de los Ramones primero, y de los Pegamoides en España, después.
‘Antonio’ va de un niño que siempre fue un «demonio», y terminó en el «manicomio». ‘Mi opinión’ es una autoparodia de alguien que no sabe permanecer callado, al modo de ‘Opinión de mierda’ de Los Punsetes. Y ‘Si no eres’ ridiculiza la necesidad de sentirse especial, inherente al ser humano: «Tienes que asumirlo, eres normal».
Son los temas oficiales del disco «la rutina, la ansiedad urbana, el trabajo, la hipocresía y el desencanto» y Rata Negra saben contarlo con sencillas y afiladas composiciones que no necesitan 800 pies de página en Genius: todas saben explicarse por sí solas.
Rata Negra tienen una gira programada por salas de toda España. Detalles, en ratanegra.es.
