Rebecca Black / SALVATION – jenesaispop.com

El dato sorprendente de Rebecca Black no es que tenga fans, sino que estos tengan parte de razón, porque ‘Salvation’, su segundo disco, está apañado. Black se las ha arreglado para armar un repertorio interesante tirando de house, eurodance, hyperpop y otros estilos asociados a las discotecas queer, y en ‘Salvation’ le bastan 7 pistas para fulminar ‘Friday‘ de tu memoria.

Oportunista o no, que cada uno hace con su vida lo que quiere, Rebecca Black entrega canciones suculentas. Su punto flaco son las letras. A medias queda su voz y presencia vocal. Pero sin poseer la fuerza de Kim Petras o la personalidad de Charli XCX, su timbre es apto para unas producciones que se abandonan al ritmo de la música dance. O a los ritmos, a secas, porque las canciones de Rebecca Black también mutan.

Es el caso de dos de las mejores pistas de ‘Salvation’. En primer lugar, ‘Do You Even Think About Me?’ pasa de la balada a la metralla electro y de ahí al synth-pop, al hardcore alemán y vuelta al principio. Sobre todo, ata todos estilos con un dramatismo muy logrado. En segundo, ‘Sugar Water Cyanide’ recuerda a las frescas producciones que publicaban Sugababes o Nicola Roberts en décadas pasadas, pero mutando en otras cosas, a su vez. Suena como si el j-pop se fuera de club.

La debilidad de Rebecca Black debería ser el «songwriting», pero ella echa mano de compositores como Jesse Saint John, Lauren Aquilina o Marcus Andersson y escribe canciones con cara y ojos. No, no son hits absolutos, pero convencen. Aunque su inclinación clubera no siempre funciona: en ‘Trust!’, a Rebecca le falta la fiereza suficiente para ponerse en el papel de maestra del voguing. Y con una referencia tan obvia como «ga-ga-ga», cae en el queer-baiting facilón.

Mejor es cuando aborda la letra desde un punto de vista personal. «No necesito que me salves, porque ya me he salvado a mí misma» es el estribillo que marca la nueva era de Rebecca Black. Pertenece a ‘Salvation’, la pista titular. Sin embargo, vuelve a ser una de cal y otra de arena: la producción es un pepinazo eurodance a lo Kate Ryan. La letra, sin embargo, parece sacada del guion de ‘The Idol’: «I love being disgusting / To you, it don’t mean nothing / I’ll stay hot and you stay judgy». Malota, pero no mucho.

Son más endiabladas las bases de ‘Salvation’, en toda su tralla electro, rave, house y eurodance; hasta el punto de que, en algunos casos, Rebecca Black termina desapareciendo dentro de su propio disco. ‘American Doll’ es un aplastapistas absoluto, pero ella no suena muy convincente amenazándote con «escupirte» en la cara y «suicidarse en un vestidito». Y todas las baterías UK garage de ‘Tears in My Pocket’ hacen que la presencia de Rebecca Black se disipe.

Mejor es ‘Twist the Knife’, la pista final, quizá porque no se rompe demasiado la cabeza apuntando al sonido eurovisivo de Ava Max (sobre todo) y Kim Petras. Ambas habrían defendido mejor vocalmente la canción pero, quizá, ellas no habrían dotado la producción de tantos pequeños matices. Zhone, responsable de ‘Rush‘ de Troye Sivan, sabe muy bien lo que hace en esta canción. Y Rebecca Black, desde luego, también.

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