Margil Peña y Ana Viglione se conocieron en la universidad. O, al menos, durante la universidad. “En realidad coincidimos en segundo, empezamos a salir de fiesta juntos y nos hicimos inseparables”, cuentan entre risas. Su firma, Reparto Studio, llegaría después precisamente con su TFG como telón de fondo. “Dijimos: ‘Oye, ¿y si nos juntamos y montamos algo los dos?’”. Ya tenían las bases, las ganas y el equipo creativo, pero faltaba el concepto. “Empezamos a darle vueltas y Reparto en realidad salió porque estábamos muy cansados de la industria y de lo que nos habían vendido sobre la moda frente a lo que en realidad era. Lo veíamos todo muy viejuno desde dentro, muy como que tienes que demostrar que lo haces todo increíble para triunfar”, recuerdan.
Frente a esto, plantearon entonces el enfoque que terminaría por convertirse en el gran elemento diferenciador de Reparto: la ironía. “Las ideas que tenemos y que luego convertimos en algo gracioso o con cierto humor vienen siempre desde la inseguridad. O sea, cogemos esa inseguridad que tenemos (porque somos personas muy inseguras) y la convertimos en una reivindicación, en algo divertido”, explican. Una reflexión a medio camino entre la crítica y la broma de la que han surgido creaciones tan memorables como las de sus camisetas. Esas que lanzan consignas tan punks como cutre couture o, de manera más incisiva, not a Saint Martins student, en clara alusión a la prestigiosa escuela de moda londinense donde se han formado muchos de los grandes nombres de la industria.
“Pero en todo esto también hay una parte de ser unos niñatos, ¿eh?”, defienden quitándole hierro a su afilado posicionamiento. “Es un poco esa postura de rebeldes que quieren ir a contracorriente y entonces inventan esto para demostrar que aunque no seas la persona más formal ni lo hagas todo increíble, también puedes salir adelante”, puntualizan. Una irreverencia que podría sonar contradictoria teniendo en cuenta que ellos mismos estudiaron en una escuela privada como el IED de Madrid, pero que tal y como ambos aclaran, no es algo que los excluya de darse cuenta del mundo en el que viven. “Desde nuestro privilegio también somos conscientes de lo que nos rodea y esta camiseta era un recordatorio de que también existimos diseñadores guays fuera de Saint Martins. Parece que si no estudias allí no puedes entrar a trabajar en ningún sitio. Ese era el mensaje”.