Porque Rihanna solo hay una
Si hay algo que la de Barbados sabe hacer (aparte de cantar y de fundar una de las firmas de cosmética más exitosas de los últimos tiempos) es posar sobre la alfombra roja. Esta misma semana, nos dejó con uno de los estilismos que pasarán definitivamente a la historia de los British Fashion Awards, y su última aparición no se queda atrás en grandeza.
De la mano de A$AP Rocky, Rihanna se plantó en los Footwear News Achievement Awards en Nueva York (una especie de Premios Oscar, pero en el ámbito de los zapatos) donde su marido fue laureado por su colaboración con Puma; un premio que la artista también ganó en 2016. Lo hizo enfundada en un vestido camisero largo –blanco, con cola y mucho escote– que la firma Alaïa había creado específicamente para ella.
Cindy Ord
Por si había alguna duda, aclaramos que, nada más pisar el photocall, Rihanna fue el objeto de todas las miradas, y no solo por su ajustado vestido. La cantante de Kiss It Better lo emparejó con unas sandalias de gladiador con tacón, del mismo color que su vestido, que Manolo Blahnik también había customizado a su medida.
Pero la cosa no queda ahí. En plena era en la que Gladiator II (con unos irresistibles Paul Mescal y Pedro Pascal) llena las salas de cine, este diseño de sandalias cobra mucho sentido. ¿Y qué mejor que mezclarlas con un peinado que no tiene nada que ver con esta estética ‘romana’? Pues así lo hacía Rihanna que, sorprendentemente, hacía funcionar todo el look con un recogido escultural por encima de su coronilla y un flequillo punk cortado de manera irregular.
Además, se decantó por múltiples anillos plateados, pendientes de brillantes y un gran choker de perlas. Una selección de joyas que llamó mucho la atención y que estaba compuesta por firmas muy dispares de primeras, entre las que se encontraban desde Chrome Hearts hasta piezas vintage de Van Cleef & Arpels. Un popurrí de estilos que quizá solo la artista sería capaz de hacer funcionar y con el que conseguía romper también con el tabú estilístico del color blanco en invierno. Nadie nos podría causar tanta intriga como Rihanna, y eso es lo que la hace tan (pero tan) especial.