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Al repasar la discografía de Pink Floyd, Roger Waters siempre tuvo claro hacia dónde quería que fuera su música. Hubo algunas ocasiones en las que otros músicos alzaron la voz, pero en el momento en que Syd Barrett empezó a perder su batalla contra la salud mental, todos los mejores momentos de Waters salieron a la luz.
Eso no significa que todas sus ideas fueran necesariamente geniales desde el principio. En muchas de las canciones de A Saucerful of Secrets, se encuentra entre versiones de «Set The Controls for the Heart of the Sun», e incluso cuando empezó a hacer algunas de las declaraciones más grandiosas del canon de la banda, no fue exactamente diplomático sobre lo que quería de cada una de sus pistas.
Pensemos , por ejemplo, en un álbum como Animals . Suena como una pieza continua y fluye de manera brillante, pero eso se debió a que Waters borró por accidente un fragmento completo del solo de guitarra de David Gilmour y le pidió que volviera a grabar fragmentos para que todo funcionara bien en la grabación. Entonces, cuando la situación se volvió demasiado complicada durante The Final Cut, la banda decidió seguir adelante sin Waters al mando.
Sin embargo , cuando la banda se retiró efectivamente después de The Division Bell, todavía había más por venir. Se habían enorgullecido del legado que lograron juntos, pero cuando Waters descubrió que planeaban lanzar fragmentos de su catálogo para el álbum recopilatorio Echoes, sintió que sus canciones estaban siendo troceadas. Después de todo, se trataba de piezas conceptuales y ahora todos recibirían las versiones abreviadas de todo.
A pesar de que el álbum se vendió en masa, Waters habría podido descansar en paz por las noches si nunca hubiera visto los ingresos residuales del disco, diciendo :
«Si tuviera el poder, probablemente no lo habría hecho. No soy un gran recopilador. Casi todo mi trabajo está unido filosóficamente y musicalmente. Pero claramente, hubo otras personas involucradas».
Y teniendo en cuenta el desdén de Waters por la versión de la formación liderada por Gilmour, probablemente dolió un poco más ver canciones como «Keep Talking» pegadas al lado de «Another Brick in the Wall» y «Mother«.
Sin embargo, para cualquiera que quisiera ver cómo era Pink Floyd a principios del siglo, esta era una versión tan concentrada como se podía conseguir, desde «Astronomy Domine» hasta los clásicos de Dark Side of the Moon y Wish You Were Here.
Escuchar algunos de los momentos más operísticos de la banda fuera de contexto puede resultar desconcertante si conoces su trabajo, pero nunca se pretendió que este fuera un trabajo coherente. Fue una herramienta para ayudar a exponer a legiones de fans más jóvenes a cómo eran los sonidos del rock progresivo en su máxima expresión.
