Romper una amistad: un proceso complicado
Las relaciones, con los años, evolucionan, se alejan, se acercan y hasta se rompen. En un grupo de amigas también ocurre, y puede que con el tiempo te hayas distanciado de alguna persona o que, incluso, entre vosotras hayan surgido problemas que no tienen vuelta atrás y provocan el cese de esa amistad.
Pero no sois solo dos, sino varias personas con planes, bodas, despedidas de soltera, cumpleaños e incluso nacimientos de los hijos de algunas. Nadie quiere perderse lo que ocurre dentro del grupo y mucho menos los momentos clave. Con las demás no ha habido ningún problema y queréis seguir estando las dos dentro en paz y armonía con las otras amigas sin que afecten al grupo los problemas que habéis tenido, ¿cómo se gestiona todo esto?
Para responder a todas nuestras dudas, hemos hablado con varios psicólogos que han ayudado a encontrar la manera de llevarlo lo mejor posible.
¿Cómo se puede mantener un buen vínculo con el grupo y seguir siendo “las de siempre”?
El psicólogo Fernando Lobato apuesta por aceptar la situación y no forzar ese “ser las de siempre”, porque ya no sois eso: “Un grupo de amigos no deja de ser un sistema que mantiene un equilibrio y donde cada integrante cumple una función. Si la relación entre dos personas del grupo cambia, el sistema también lo hace en consecuencia y hay que entender que es normal que las dinámicas sean distintas. Evidenciarlo y reconocerlo permite al grupo adaptarse, no taparlo es fundamental. Es común el distanciamiento o el posicionamiento por una parte u otra, pero un grupo realmente unido colabora en la comprensión o en la comunicación por ambas partes. Si tu eres la que experimenta el conflicto, evidenciar tu dolor y compartirlo es parte natural del proceso”, apunta el psicólogo.
Aceptar las situaciones, hablar del tema una sola vez –hay que evitar que sea el corazón central o rumiarlo en exceso– para que todo el mundo tenga la información del estado de vuestra relación sin invitar a entrar en un debate sobre lo que ha pasado o quién tiene la razón para evitar ataques o posicionamientos, es lo mejor que se puede hacer. Sobre todo para que, incluso en las malas, todo el mundo tenga una relación honesta y genuina, siendo consciente de todo.
Lo primero que tienes que preguntarte es cómo te sientes
No es una situación ideal para nadie y también hay grados de gravedad dentro de una ruptura. “Es esencial que seamos capaces de distinguir entre nuestro conflicto personal y la dinámica del grupo que inevitablemente se va a ver afectada en mayor o menor medida por la situación que estáis atravesando. En este sentido, es importante preguntarse cómo nos sentimos en esta nueva dinámica y cuáles son nuestras necesidades”, apunta Saray Cáliz Aguilera, psicóloga y profesora en la Facultad de Psicología en la Universidad Europea de Madrid y MindPlace.
Nuestra misión es protegernos a nosotras mismas y también nuestra amistad con las demás integrantes, por eso: “con la finalidad de proteger al máximo las dinámicas de grupo podemos mantener una actitud respetuosa y neutral en situaciones grupales, evitar interacciones innecesarias, pero sin mostrar hostilidad. Evitar caer en conductas que puedan polarizar al grupo o generar divisiones, como buscar aliados o hablar mal de la persona con la que has roto. La idea no es solo “proteger” la integridad del grupo, también a ti misma, ya que te permitirá procesar la situación de manera más saludable y menos conflictiva”, concluye la psicóloga.
Entonces, ¿tengo que hablar con las demás? ¿Cómo lo hago?
Puede que queramos una situación ideal o hacer como si no hubiese pasado nada, pero negar la realidad o incluso ocultarla puede hacernos fingir una actitud que realmente no sentimos y también desubicar al resto de nuestras amigas porque nos notan raras y no saben por qué.