Al igual que Gulliver viajó a Liliput y Brobdingnag y se maravilló con poblaciones en miniatura y ciudades gigantes mientras recorría en barco las regiones más remotas del mundo, los periodistas del mundo del reloj –si bien en trenes y aviones hacia lugares lejanos que no son ficticios– se embarcan en expediciones similares donde el tamaño también fluctúa. Recientemente, detectamos desde Vogue un auge entre las mujeres de los relojes de corte masculino, piezas gruesas con esferas de entre 38 mm y 46 mm de diámetro, de marcas como Audemars Piguet, Omega, Rolex y Breitling. Mary-Kate Olsen, Victoria Beckham o la propia directora global de talento y casting de Vogue, Rosie Vogel, han respaldado la tendencia.
Pero todo lo que sube debe bajar y el mundo de la relojería asiste ahora a un renovado interés por los relojes con esferas delicadas y finas de menos de 30 mm.
A la cabeza de esta tendencia está Audemars Piguet, la firma de relojes suiza que adoran Hailey Bieber, Serena Williams o la recién casada Millie Bobby Brown, y que si bien antes solía ser conocida por sus diseños de grandes proporciones, lanza ahora una versión más ligera y estilizada de su emblemático Royal Oak. Con un pequeño diámetro de 23 mm, el Royal Oak Mini presenta en lujoso acabado Frosted Gold (oro esmerilado) en tres colores –oro amarillo, blanco o rosa de 18 quilates– (Carolina Bucci presentó por primera vez un Royal Oak de oro esmerilado con acabado martillado de 37 mm para la marca en 2016, inspirado en el «acabado florentino» de su marca de alta joyería), y recuerda al Royal Oak más pequeño jamás fabricado: la edición en miniatura de 20 mm de 1997, creada con motivo del 25 aniversario de la colección.