Ser impuntual: qué dice de ti
Todos tenemos una lista de rasgos que nos molestan de una persona. Esa lista puede ser larga, corta, constante o cambiante, pero hay algo que aparece habitualmente en estas listas, sobre todo si hablamos del ámbito laboral: la impuntualidad. Sí, existen esos momentos inevitables en la vida en los que el coche se avería o el avión se retrasa, pero es muy probable que, si uno llega tarde, se deba a su mala planificación. Pero hay más ya que, en algunos casos, esta falta de puntualidad podría deberse incluso a determinados factores físicos. “Desde un punto de vista neurológico, la percepción del tiempo varía entre individuos, y algunas personas tienen dificultades innatas para estimar cuánto tiempo les lleva realizar ciertas actividades. Estos factores físicos, combinados con variables psicológicas, podrían contribuir a este comportamiento. En trastornos como el Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), las personas suelen tener dificultades en la gestión del tiempo y la priorización de tareas. También la ansiedad o la depresión pueden generar falta de energía o dificultad para mantener un horario”, explica la psicóloga y directora de la Clínica Unobravo, Silvia Dal Ben. Pero también hay personas egoístas y con escasa consideración hacia los demás cuando llegan tarde a sus citas, por eso no deberíamos de tomarnos la impuntualidad a la ligera.
En teoría, ser puntual no debería de ser un problema en 2024, dada la cantidad de avances tecnológicos que nos facilitan la tarea. Nuestro calendario está conectado con nuestros cinco dispositivos, Siri nos pone alarmas y recordatorios de manera instantánea, el GPS puede predecir exactamente cuándo llegarás a tu destino… La mayoría de las personas, incluso, estamos conectados al mismo reloj mundial en nuestro iPhone, lo que significa que hacen tictac al mismo tiempo. Sin embargo, también gracias a la tecnología es más fácil que nunca ser impuntual, ya que es demasiado fácil enviar un Whatsapp diciendo que llegaremos tarde por culpa del tráfico. Diversos estudios, además, demuestran que la puntualidad no solo es un signo de respeto, sino de confianza. ¿Por qué iba tu jefe a confiar en una persona que aparece en la reunión de las 9 de la mañana a las 9.15 con un café en la mano?
Herramientas de gestión de tiempo:
“La impuntualidad puede estar asociada con diversos rasgos de personalidad; algunas personas impuntuales tienden a ser más procrastinadoras, dejando todo para el último momento; otras pueden tener un estilo de personalidad impulsivo, lo que las lleva a distraerse fácilmente o subestimar el tiempo necesario para completar tareas. También hay quienes son perfeccionistas, ya que, paradójicamente, este rasgo puede retrasarlos al querer que todo esté perfecto antes de salir», expone la experta. Por último, la falta de planificación o baja consciencia del tiempo también se relacionan con niveles más bajos de conciencia y organización.
Desde una perspectiva psicoanalítica, podría interpretarse como una expresión inconsciente de resistencia al evento que empieza. No obstante, es importante considerar cada caso de manera individual, ya que los factores que influyen en este comportamiento pueden variar significativamente. “La impuntualidad también puede ser una manifestación de rasgos como la rebeldía, al no querer someterse a normas estrictas de tiempo, o de la extroversión, si la persona se distrae con interacciones sociales. Por otro lado, puede ser una señal de desorganización o incluso de un estilo de vida estresado, donde la persona está constantemente sobrepasada con tareas y compromisos. Por último, en algunos casos, también puede reflejar una percepción de superioridad, donde inconscientemente se valora más el propio tiempo que el de los demás”, añade.
Percepciones del tiempo diferentes
Aunque las medidas de tiempo sean las mismas para todos, dependiendo de la situación en la que nos encontremos parece que este pase más rápido o más lento. Además, cada persona cuenta con una medida subjetiva de tiempo que depende de la experiencia que está viviendo en ese momento. Por poner un ejemplo, cuando estamos en la sala del médico esperando nuestro turno parece que el tiempo no pase, mientras que una cena con amigos es muy probable que tengamos la sensación de que ha pasado rapidísimo. Esta percepción subjetiva y diferente del tiempo también podría explicar porque hay personas más puntuales que otras. “Algunos experimentan lo que se llama tiempo subjetivo, donde las tareas parecen durar menos o más tiempo del que realmente consumen. Esto puede estar influido por factores culturales, como el enfoque más relajado hacia el tiempo en algunas culturas, y también por la personalidad: los optimistas, por ejemplo, tienden a subestimar cuánto tiempo les llevará una actividad. Además, el contexto emocional también juega un rol importante: el estrés o la sobrecarga cognitiva pueden alterar nuestra percepción del paso del tiempo”, apunta Silvia Dal Ben.
Entonces, ¿cómo lidiar con los impuntuales? “Me parece útil preguntarse ‘¿por qué me molesta la impuntualidad?’ Y tratar de entender qué significa para mí. Además quiero destacar que no a todos les molesta que alguien llegue tarde, al contrario. Hay quienes se sienten cómodos teniendo unos minutos extra, e incluso hay culturas en las que llegar tarde es parte de la rutina«. Cuando, al contrario, estamos frente a una gran frustración, creo que lo principal es evitar tomarse la impuntualidad como algo personal, y en lugar de confrontar a la persona con críticas es más eficaz dialogar de manera empática para comprender su situación y ofrecer soluciones. «Eso sí, si el hecho de que sea puntual es muy importante para nosotros, hay que hacérselo saber con educación. Y si el hecho que llegue tarde nos va a acarrear dificultades serias, ¡mejor que le recuerdes la cita con antelación!”, recomienda la psicóloga.