Sabrina Carpenter / Man’s Best Friend – jenesaispop.com

Diré esto ya por si soy capaz de llamar la atención de una sola persona: lo mejor de Sabrina Carpenter siguen siendo las letras. A principios de este verano la portada de su séptimo álbum armó tremendo jaleo porque la artista aparecía arrodillada y agarrada de los pelos por un hombre. ¿Cómo se llamaba la película? «El mejor amigo del hombre», es decir, el «perro». La «perra», en este caso.

Quienes atendieron al trasfondo de ‘Short ‘N Sweet‘ sabían que lo que había aquí era gato encerrado. La figura de la «perra», de la «zorra» o de la «puta» ha sido resignificada por artistas femeninas desde los tiempos de Meredith Brooks. Taylor Swift, P!nk o Kim Petras han sido algunas de las que se han apropiado de insultos como «slut», como en España Rigoberta Bandini o Zahara. Sabrina Carpenter ha cantado muchas veces sobre lo culpable que se siente por que le gusten los chicos malos… sólo para después retorcer esa idea con vídeos con «plot twist», o con otras letras en las que ella ríe la última, y mejor.

Por eso ‘Manchild‘ es un single tan importante en la carrera de Carpenter. La artista retrata a un «niñato» que no se entiende cómo ha podido sobrevivir tanto tiempo. «Culpo a tu madre», dice, al tiempo que se burla de sus facultades en la cama: «¿acabas de decir que has terminado? No sabía ni que habías empezado». Su vídeo escenifica perfectamente que todo en Sabrina Carpenter es un gran trampantojo.

La influencia de Taylor es evidente, no solo porque Jack Antonoff sea el principal productor del disco, sino por esa obsesión por retratar ex novios canción tras canción. Sin embargo, el componente sexual diferencia claramente a Sabrina, acercándola más al descaro de Madonna. El nuevo single de Sabrina Carpenter se llama ‘Tears’, pero la artista que enseñó a TikTok cómo llorar sin estropear el maquillaje (inclinando toda la cabeza hacia el suelo), no está llorando aquí. Las lágrimas le corren por los «muslos» porque lo que anhela es correrse ella. «Tears run down my thighs»: una de las imágenes más icónicas del pop de 2025.

El reverso de ‘Tears’ es ‘When Did You Get Hot’, que habla sobre un niño feo que se ha transformado en guapo, y con el que quiere jugar al «Naked Twister». Carpenter comienza esta canción «seca como una planta que no podría crecer». ‘Never Getting Laid’ añade al cóctel grandes tetas y pajilleros («siempre te quedará la mano derecha») y su forma de intentar traer de vuelta a su chico en ‘Sugar Talking’ es decir «get your sorry ass to mine».

Cuando Sabrina recurre a lo emocional, la cosa se pone todavía mejor. En ‘My Man on Willpower’ se queja de que su pareja esté «tan en contacto con sus emociones», que no la toque «ni con un palo de 6 metros». «Se enamoró de la templanza y se le ha ido de las manos», lamenta, cuando ella lo que quiere es un buen meneo. Que Carpenter no es la mujer sumisa que adivinamos en la portada, o solo lo es ocasionalmente, cuando le apetece, como lo somos todas, queda claro cuando, al final, en ‘Goodbye’ busca «una pistola o palabras» para mandar a paseo al pavo, retratado como un lelo que no habla idiomas: «el sentimiento es tan específico, que quiero darte un puñetazo a cada instante». También es significativo un título tan pervertido y sarcástico como ‘Don’t Worry I’ll Make You Worry’.

La artista hace toda esta toxicidad sonar divertida sin baladas aburridas ni aspavientos épicos, a través de melodías desenfadadas y estilos tan pizpiretos como el country o la música disco, que se funden en el single principal ‘Manchild’ porque eso será lo que encontremos en el álbum. A veces más inclinado hacia el terreno disco (‘Tears’, ‘House Tours’). A veces más inclinado hacia los terrenos de Dolly Parton (la etílica ‘Go Go Juice’, con su tronchante cita «Una chica que sabe beber es una chica que ha sido abandonada»). A destacar los toques psicodélicos en ‘Sugar Talking’ o en la autoparódica ‘We Almost Broke Up Again Last Night’: «tuvimos sexo y lo arreglamos, le dijimos a nuestros amigos que había sido una falsa alarma, y luego casi rompimos otra vez».

Esta última destaca por imitar en su estribillo las típicas crecidas de ABBA, también un referente muy obvio en esa caída de teclados de ‘Goodbye’, incluso en lo que tiene de políglota. Nada sonaba tanto a ABBA como esta canción desde, no sé… ¿Music Go Music?

Entre el reggae justito de ‘Nobody’s Son’, que a quien recuerda es a Paris Hilton, y el rap austero de tipo Ariana Grande de ‘When Did You Get Hot’, ‘Never Getting Laid’ certifica que a veces lo musical ha quedado en segundo lugar: el disco no luce muy generoso en cuartos o quintos singles. No sé si el público casual estará muy por la labor de sentarse a pensar en las letras de Sabrina Carpenter. Quizá haya mejores cosas que leer, como bulos en X o comentarios manidos en Instagram. Ahora, el carisma del personaje, alimentado por excelentes videoclips y apuesto a que performances resultonas, no tiene precio.

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