El pasado viernes 23 de agosto Sabrina Carpenter lanzó al mundo su sexto álbum de estudio, Short n’ Sweet, y el que ella misma considera como el segundo dentro de su carrera musical como adulta. Los cuatro anteriores forman parte de un contrato con Disney y, aunque jamás ha renegado ni ha tratado de esconder sus inicios, la desviación del gran conglomerado es más que evidente en sus últimos proyectos. Parte de esta búsqueda de libertad se refleja en temas pegadizos –que casi siempre incluyen dobles sentidos e insinuaciones–, en su imagen de muñequita de mejillas rosadas (los internautas de la generación Z la comparan cariñosamente con una Polly Pocket debido a su pequeña estatura) y, por supuesto, en su afán de revivir los vídeos musicales, tan caídos en el olvido durante este último lustro.
Con el de Espresso, hit absoluto del verano de 2024, Carpenter daba comienzo a su nueva era con un filtro anaranjado y una pieza visual de inspiración sesentera en la que parecía emular a la mismísima Brigitte Bardot. En el de Please Please Please le acompañaba su pareja, el actor irlandés Barry Keoghan, y ambos encarnaban a unos Bonnie & Clyde contemporáneos a la par que rescataban la tendencia de unir el mundo de la interpretación con el de la música. Y este segundo factor ha vuelto a cobrar vida con el videoclip del tercer sencillo de su nuevo largo, Taste, para el que la cantante escogía nada más y nada menos que a Jenna Ortega como partenaire.
Cuando Tim Burton y Sabrina Carpenter llaman a tu puerta, la única opción posible es abrirles con una sonrisa y con la convicción de que darás todo por ellos. Esto es lo que ha hecho Ortega, cuyo salto a la fama tuvo lugar con la afamada serie Miércoles allá por 2022 y quien repite ahora junto al director en la segunda parte de Bitelchús. Esta última se estrenará en cines el próximo mes de septiembre (concretamente, el día 6) y, además de su respectiva gira promocional en la que la actriz lo está petando con sus looks, esta colaboración con Carpenter ha sido la oportunidad perfecta para darle aún más bombo, aunque también para resucitar ante las nuevas generaciones el denostado mundo de los videoclips.