Descubrimos todos los beneficios y propiedades de la salsa de mostaza, apreciada desde la Antigua Roma, y cómo prepararla en casa y utilizarla de forma creativa en la cocina
En algunos países del norte de Europa, como Alemania, se encuentra por todas partes, utilizada como condimento de la típica bratwurst, la salchicha local. En Francia, es un manjar con muchas variaciones refinadas, como la mostaza picante de Dijon. La salsa de mostaza es un condimento básico en muchas cocinas, y no solo en las europeas. Pero ¿sabías que, además de añadir un toque de sabor extra a nuestros platos, tiene propiedades antiinflamatorias, antioxidantes, antivirales, antibacterianas y antifúngicas, e incluso puede reducir los niveles de azúcar en sangre? Te explicamos todos los beneficios de la salsa de mostaza, baja en calorías y rica en nutrientes, para que te animes a utilizarla de forma creativa, sustituyendo condimentos menos saludables como el ketchup y la mayonesa.
Qué es la salsa de mostaza
La salsa de mostaza se elabora a partir de las semillas de la planta de la mostaza, una herbácea de la familia de las Brassicaceae (la misma familia que el brócoli y las coles de Bruselas) cuyas hojas y brotes también son comestibles. Crece en Europa central y la cuenca mediterránea, pero también en la India, Canadá y Estados Unidos. Se conoce desde la antigüedad como remedio herbal, para tratar inflamaciones, resfriados, fiebre y tos, pero también dolores articulares y heridas, y ya era utilizada en la Roma y la Grecia antiguas. Existen varios tipos de mostaza: blanca, amarilla, marrón y negra. La salsa de mostaza se prepara tradicionalmente mezclando granos de mostaza amarilla y negra remojados en vinagre de sidra de manzana, con agua, sal, especias y un chorrito de aceite de oliva virgen extra. Los granos de mostaza también se infusionan para tratar resfriados o facilitar la digestión e incluso se aplican tópicamente para aliviar dolores musculares y reumatismo. Estas semillas aportan varios beneficios al organismo: son ricas en fibra, contienen antioxidantes como los flavonoides, vitaminas y, sobre todo, minerales como selenio, magnesio, fósforo zinc, calcio, hierro y cobre.
Los beneficios de las semillas de mostaza (y, por consiguiente, de la salsa de mostaza)
- Poseen propiedades antioxidantes: contienen isocianatos, antioxidantes que se encuentran en plantas crucíferas como el brócolí, la col y la rúcula y que protegen el organismo contra diversas enfermedades.
- Contienen sinigrina (que les da su sabor picante), un antioxidante que puede proteger contra enfermedades del sistema cardiovascular y la diabetes.
- También debido a la sinigrina, tienen propiedades antiinflamatorias, antifúngicas y antibacterianas.
- Debido a sus propiedades antiinflamatorias, pueden ayudar a curar los síntomas de la psoriasis y la dermatitis de contacto.
- Por su contenido en luteína y zeaxantina, son beneficiosas para la salud ocular.
- Pueden ayudar a reducir los niveles de azúcar en sangre.
- Mejoran la circulación y la salud del corazón.
- Pueden proteger contra bacterias como la E. coli.
- Debido a la presencia de capsaicina, pueden estimular el metabolismo lento.
- La salsa de mostaza estimula la salivación y la producción de jugos gástricos, favoreciendo una buena digestión.
Contraindicaciones
La salsa de mostaza debe utilizarse con moderación durante el embarazo y, obviamente, debe evitarse si se tiene alergia a la mostaza.
Cómo hacer salsa de mostaza en casa
Ingredientes:
- 50 g de granos de mostaza amarilla
- 50 g de granos de mostaza negra o marrón
- 30 g de azúcar de caña sin refinar
- 80 ml de vinagre de manzana
- 80 ml de agua
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal marina
- Especias como cúrcuma, jengibre, clavo y nuez moscada (opcional)