Muchos aceites vegetales, como el de girasol y el de oliva, contienen vitamina E en abundancia. El aceite de germen de trigo es una fuente especialmente buena. Las almendras, las avellanas, las pipas de girasol y las verduras de hoja verde, como las espinacas y las acelgas, también tienen un alto contenido en esta vitamina. El hígado de buey también contiene mucha y, para quien prefiera algo más original, prueba con hojas de diente de león.
Vitamina C contra la opacidad del cristalino
Las cataratas suelen desarrollarse en personas mayores de 60 años, pero no es raro que los primeros grados de opacidad del cristalino aparezcan ya a los 40. Las cataratas son una de las principales causas de discapacidad visual en todo el mundo. Sin embargo, se ha demostrado que la vitamina C puede ralentizar la progresión de las cataratas y proteger así el ojo. Un estudio a largo plazo del «American Journal of Clinical Nutrition» demostró que las personas con un alto consumo de vitamina C tenían un 33% menos de riesgo de desarrollar cataratas.
La fruta y la verdura en particular contienen mucha vitamina C, que no sólo es importante para el sistema inmunitario, sino también para unos ojos sanos. Con unos 1.600 miligramos de vitamina C, las cerezas acerola son una de las fuentes naturales más ricas. Las grosellas negras, las guayabas, los kiwis, las naranjas y otros cítricos también son buenas fuentes. En cuanto a las verduras, los pimientos rojos, la col rizada, las coles de Bruselas, el brócoli y las espinacas son especialmente ricos en vitamina C.
Zinc para la retina
Una parte importante del ojo es la retina, y para ello es importante el oligoelemento zinc: ayuda a transportar la vitamina A a la retina, donde produce un pigmento que ayuda a los ojos a adaptarse a las distintas condiciones lumínicas y a poder ver incluso con poca luz. El pigmento también protege al ojo de los daños causados por la luz. Según un estudio, el zinc no solo puede contribuir a la salud de la retina, sino también a reducir el riesgo de problemas retinianos en la vejez.
Buenas fuentes animales de zinc son las ostras, la ternera, el cerdo y el pollo. Sin embargo, las semillas de calabaza, las legumbres como las lentejas, los garbanzos y las alubias también son buenas fuentes de zinc para el organismo. También lo son los copos de avena y los frutos secos como las semillas de sésamo, las semillas de cáñamo y los anacardos. Los productos lácteos como el queso y el yogur también contienen zinc.
Vitamina A para la visión nocturna
Además del zinc, la vitamina A también es importante para los ojos, especialmente para la visión nocturna. La vitamina A ayuda a los ojos a producir el pigmento rodopsina, que mejora la visión con poca luz. Estudios del «American Journal of Clinical Nutrition» demuestran que una dieta con alimentos ricos en vitamina A puede ayudarnos a ver mejor con poca luz y reducir el riesgo de ceguera nocturna.