Con respecto al camino andado hasta la fecha, Mozas reconoce que en apenas tres temporadas, la firma ha cogido peso, sobre todo, en lo que respecta a las calidades. “Al final, para la primera colección trabajamos con los materiales más baratos que encontramos por un tema de necesidad, aunque la idea siempre era elevarlos a base de bordados o incrustaciones. Ahora, la calidad de los tejidos es clave y los acabados son perfectos: hay sedas salvajes, tafetas… Además, quiero que si alguien ve el interior de uno de nuestros diseños se maraville con el remate de las costuras y con cada detalle”. Esos diseños de los que habla son piezas en las que los volúmenes se abren paso de forma inteligente, el clasicismo juega con guiños contemporáneos y en los que, casi de forma involuntaria, el rojo se ha convertido en protagonista. “Es gracioso, justo es algo que he estado hablando hace poco con una amiga. Por un motivo o por otro, al final el rojo siempre está ahí y se ha convertido casi en ADN de la marca. Es un color con mucha potencia que además siempre guarda algún tipo de relación con la temática de las colecciones, pero es que además, curiosamente, las piezas en rojo son también las que mejor se venden”.
Entre esas compradoras que acaban embelesadas por su universo, se incluyen desde celebrities como Ana Mena o Valentina Zenere, a clientas que confían en una firma emergente y diferente para vestirse en su gran día. “Ahora, por ejemplo, estoy trabajando en el vestido de novia de una chica, que buscaba algo atrevido, pero en paralelo estamos también con el vestido de su madre y de su hermana”, explica rodeado de esos últimos trabajos todavía en proceso de construcción. Y es que en la actualidad, el modisto ha dejado su antiguo estudio para recibir a las clientas en el atelier que ha montado en su propia casa de Valencia. “Obviamente, trabajar desde aquí y no en una ciudad como Madrid o Barcelona tiene sus desafíos: muchas veces no puedes llegar a los pedidos de prensa de un día para otro y la agenda de contactos se reduce drásticamente, pero a la vez también implica todos los beneficios de vivir en una ciudad más pequeña, así que por el momento, la idea es seguir aquí”, explica.