Las raíces estadounidenses de Roseberry afloraron en la pasarela a través de inflexiones deportivas, estética que también atraía a Elsa Schiaparelli. El diseñador jugó la carta de mezclar sofisticación y comodidad. El punto dominó la colección, apoderándose de un escultural vestido largo drapeado con escote halter o de otro ceñido en azul oscuro. El denim asomó aquí y allá, en forma de vaqueros barril, una microfalda o un abrigo oversize para llevar del día a la noche. «El look del que me siento más orgulloso es el que lució Mona Tougaard», confiesa el diseñador. «Un body con cuello de polo y un corsé de punto incorporado, combinado con una falda drapeada y rematada con un lazo que culmina en una larga trenza». Otras grandes estrellas de las pasarelas, como Adriana Lima, Irina Shayk, Kendall Jenner y Candice Swanepoel, sublimaron las creaciones de Roseberry.
Decidió llamar a su colección Future Vintage, un título cargado de significado que coincide con su deseo, esta temporada, de crear prendas para sus clientas que perduren y pasen a sus hijas y nietas. Con tan clara oda a la feminidad en todas sus formas, imposible no ver una alusión a las musas reales del tejano: «Cada día me inspiro en las mujeres que me rodean. Van desde mi madre hasta mi amiga de 36 años, que tiene un niño, sin olvidar a las mujeres con las que trabajo, modelos, estilistas, técnicas… Esta colección, como todo mi trabajo, es un homenaje a las mujeres que la han inspirado y creado».