Selenio: qué es, dónde encontrarlo y cómo saber si tienes déficit

El selenio, un potente antioxidante presente en muchos alimentos, desempeña un papel vital en la función tiroidea, favorece la salud inmunitaria y reduce la inflamación. De acuerdo con la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), la cantidad diaria recomendada para la población adulta es de 70 μg al día. Los estudios han demostrado que llevar una dieta equilibrada con suficiente aporte de carne, frutos secos y pescado favorece mantener un nivel óptimo de selenio.

A continuación, las terapeutas nutricionales Farzanah Nasser y Eve Kalinik explican los datos clave sobre el selenio, los alimentos que pueden aumentar su ingesta y cómo saber si se padece un déficit de este mineral.

¿Qué es el selenio?

«El selenio es un mineral esencial que contribuye al metabolismo y a la salud inmunitaria y cardiovascular. Aunque se necesita en pequeñas cantidades, es fundamental para el bienestar general», afirma Nasser. «También puede ayudar a aliviar los síntomas de la tiroiditis de Hashimoto –también conocida como enfermedad de Hashimoto–, que es una afección autoinmune».

Kalinik lo suscribe y afirma que el selenio «ayuda a amortiguar los efectos del daño causado por los radicales libres en el organismo, al tiempo que aumenta la capacidad para combatir las infecciones al incrementar el recuento de glóbulos blancos».

El selenio también es fundamental para la producción de la hormona tiroidea. «Ayuda a convertir la T4, la hormona inactiva, en T3, que es la hormona activa», explica Nasser. Además, el selenio protege la glándula tiroides del estrés y el daño oxidativo y, según Kalinik “se ha relacionado positivamente con la reducción de los anticuerpos tiroideos”.

¿Cómo saber si te falta selenio?

Los niveles bajos de selenio pueden provocar «una respuesta inmunitaria más débil, deterioro cognitivo, debilidad muscular, infertilidad y disfunción tiroidea; en casos graves, también puede contribuir a aumentar el riesgo de enfermedades crónicas y cardiopatías», afirma Nasser. «Es muy importante consumir la cantidad justa, y ayuda a elementos del organismo más pequeños pero vitales, como la enzima glutatión peroxidasa, que protegen las células».

La carencia de selenio también puede provocar la enfermedad de Kashin-Beck, un trastorno de los huesos y las articulaciones que se da sobre todo en Asia oriental. Los síntomas, explica Nasser, incluyen daños en los cartílagos y retraso del crecimiento, lo que provoca graves problemas de movilidad.



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