Fue en los pasados Globos de Oro. La actriz Ayo Edebiri abrió la veda: 35 años después, había llegado el momento de resignificar la hazaña noventera de Julia Roberts de personarse en una alfombra roja con un traje pantalón. Con su Armani, llevó a Hollywood ecos de las nuevas ejecutivas de Wall Street, alejándose de los cánones tradicionalmente esperados para la que fuera considerada novia de América. Desde entonces, los códigos de vestimenta en este tipo de eventos estuvieron dominados por escotes corazón, colas de sirena y naked dresses; hasta en la última década, cuando el sastre se ha convertido, en muchos casos, en sinónimo de disidencia feminista en un contexto marcado por dos tensiones: el espectáculo y la solemnidad de una entrega de premios.
Unas horas antes de los Premios Goya 2025, en el circuito internacional se celebraban los Critics Choice Awards 2025. Nicole Kidman, que triunfa con su papel en la película Babygirl, decidió apostar por un look de línea corporativa, con un traje sastre firmado por Saint Laurent. Y entonces llegó la gran noche del cine patrio. En Granada, pese a ser todavía una minoría, hubo varias nominadas e invitadas que apostaron por seguir esta estela. De hecho, Patricia López Arnaiz pronto se coronó como una de las más acertadas de la noche con un traje con pantalón oversized drapeado en un tejido con raya diplomática de Loewe. A la protagonista de Los destellos se le resistió el Goya a la mejor interpretación femenina protagonista, pero ofreció una lección de estilo, comodidad y alternativas de ocupar, como mujer, estéticamente estos espacios.
Como ella, tres mujeres de las bambalinas de la industria pisaron la alfombra roja con diferentes formas de interpretar la feminidad en general y el traje pantalón en particular. Sandra Romero, que estaba nominada al Goya a mejor dirección novel por Por donde pasa el silencio, lució un traje negro de silueta depurada y holgada, que combinó con unos mocasines con suela chunky. Por su parte, Laura García Andreu, que podía llevarse a casa el cabezón a mejor película documental por Domingo Domingo, se puso en manos de la casa de costura Otrura, con un dos piezas en color blanco con aberturas, en un nuevo ejercicio de deconstrucción del traje pantalón arquetípico.
En esa misma categoría salió premiada Cris Trenas, productora de La guitarra flamenca de Yerai Cortés, documental ganador en esta 39ª edición. La mano derecha de Antón Álvarez en Little Spain vistió un sastre en terciopelo rojo que recordaba al icónico que lució Gwyneth Paltrow en los VMAs de 1996, diseñado por Tom Ford para Gucci. A ella se sumó María, la madre del guitarrista alicantino, que también optó por piezas propias de la sastrería para su gran noche.
Un ‘corpcore’ sutil
Esta reapropiación de las coordenadas históricamente vinculadas al armario masculino contó también con manifestaciones menos literales en la fiesta del cine español. Carolina Yuste, reconocida como mejor actriz del año por La Infiltrada, introdujo una camisa y chaleco en su disruptivo estilismo (acompañado de un make up no make up); mientras que Paz Vega, nominada por su primer trabajo en dirección, culminó su look con unas gafas de vista XL al más puro estilo corpcore. Y así es como se escriben las mil y una vidas (y versiones) del power dressing.
SUSCRÍBETE a nuestra newsletter para recibir todas las novedades en moda, belleza y estilo de vida.
