Síndrome del domingo por la tarde, cómo enfrentarlo para empezar la semana con motivación plena

Tras esto, ¿cómo saber si lo padecemos? Estando atentos a los síntomas, que son varios. Desde tristeza, que empieza a surgir cuando vemos incipiente el regreso al trabajo, hasta la ansiedad al pensar en las situaciones negativas a afrontar; manifestaciones que pueden generar irritabilidad o mal humor. Al mismo tiempo, podremos tener la sensación de agotamiento, de falta de energía, desmotivación hacia las tareas a realizar, insomnio y malestar físico acompañado de dolores corporales varios.

Estos síntomas pueden llegar a ser incapacitantes si persisten y los niveles de intensidad y frecuencia son altos, ya que pueden afectar al funcionamiento diario de la persona que los padece en el ámbito no solo laboral, sino también en el personal. “En definitiva, es preocupante cuando el que lo sufre se ve incapacitado para la realización de otras actividades”, aclara Yolanda.

Convertir el domingo por la tarde en el mejor momento de la semana

Rebajar los síntomas del síndrome del domingo por la tarde pasan por encontrar la raíz del problema, por saber dónde reside aquello que nos angustia. Si está en el trabajo, podemos intentar cambiar la percepción de este y las obligaciones que nos impone. Y Gutiérrez aconseja: “El fin de semana es para descansar, por lo que es imprescindible desconectar digitalmente durante este tiempo y realizar actividades que nos ayuden a que nuestra mente esté ocupada en tareas que impliquen satisfacción personal”. Cada individuo debe conocer cuáles son las que le funcionan, para algunos serán actividades deportivas, para otros paseos al aire libre o en la ciudad, la lectura…

Una vez en el trabajo, y para enfrentar aquello que nos crea insatisfacción, es importante saber decir que ‘no’. “Debemos ser conscientes de que tenemos unos límites y sobrepasarlos puede significar un malestar mental que lleve a ataques de ansiedad en nuestros puestos de trabajo y a la consiguiente baja laboral”, afirma tajante Yolanda. Será importante tener muy presente que, si sentimos que no podemos gestionar estas emociones, será con la ayuda profesional que podremos adquirir las herramientas que nos permitan desenredar todos esos nudos que llevan tiempo instaurados en nuestra mente y, por lo tanto, reflejados en nuestro comportamiento.

Más allá del entorno laboral, todos los aspectos de nuestra vida son importantes, por lo que es necesario encontrar un equilibrio en ellos e intentar dedicar tiempo al a la familia, amigos, y, sobre todo, a nosotros mismos, practicar el autocuidado. Además, nos será de gran ayuda –no solo en esta situación, sino en todas las vitales– hacer un trabajo de atención al momento presente para que el día no pase en balde. Y es que, si nos anticipamos a los hechos para crearnos angustia y pensamientos negativos en bucle (ansiedad anticipada), lo que estaremos haciendo será no prestar atención a lo vivido, que es lo único real. Por lo tanto, nos estaremos privando de la capacidad de crear, colocando nuestra mente en un futuro incierto que, además, teñiremos de fantasía.

Luego, a nivel más práctico e inmediato, podemos buscar la relajación, tanto del domingo como del lunes, a través de la práctica de las siguientes rutinas:

· Organizarnos la semana en función de la urgencia e importancia de las tareas y, a poder ser, hacerlo el viernes por la tarde para así desconectar de verdad durante el fin de semana.

· Crearnos una rutina relajante y placentera de domingo con ejercicios de respiración, un baño, un paseo, lectura, meditación, etc.

· Planificar una actividad divertida para el lunes, que puede ir desde un paseo con parada en esa cafetería maravillosa antes de entrar en la oficina, quedar con alguien para hacer afterwork de lunes o ir a ver esa exposición para la que nunca se encuentra tiempo.

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