El amor para toda la vida… ¿existe?
En pleno 2024, con la explosión de nuevas formas de relacionarnos —desde la no monogamia hasta las relaciones abiertas y el poliamor— la idea de pasar la vida con una sola persona parece, para algunos, un ideal lejano o incluso anticuado. La era de la «sociedad líquida» o FOMO, como la definió el sociólogo Zygmunt Bauman, ha puesto en tela de juicio conceptos tradicionales como el matrimonio y la monogamia. Sin embargo, aún existe una parte considerable de la población que sueña con encontrar a una persona para toda la vida, aunque cada vez son menos personas.
¿Es una fantasía idealista pensar que podemos mantener una relación monógama durante toda nuestra existencia? O, por el contrario, ¿puede ser factible en una época marcada por la inmediatez y el cambio constante? No nos centramos únicamente en la generación Z, sino en varias que han vivido distintos momentos sociales pero que ahora conviven juntas en el mismo lugar sociohistórico.
No hace falta más que poner la televisión, entrar en Instagram o ver YouTube para darnos cuenta de que el paradigma de las relaciones está cambiando tanto y tan rápido, que algunos nos perdemos por el camino y no sabemos si sentirnos románticos, casi de otra época o directamente marcianos.
La sociedad líquida y las relaciones modernas
El sociólogo polaco Zygmunt Bauman, en su libro Amor líquido, argumenta que vivimos en una era de conexiones efímeras y frágiles, en la que las relaciones ya no se construyen para durar toda la vida, sino que se adaptan a la lógica del consumo. Según Bauman, la búsqueda de satisfacción inmediata y la necesidad de libertad individual se han convertido en prioridades, lo que debilita los lazos de compromiso a largo plazo.
Esta idea está estrechamente relacionada con el concepto de relaciones abiertas y poliamor, que ha ganado mucha visibilidad en los últimos años. Para muchos, estas alternativas ofrecen una manera de escapar de la monotonía y de la opresión que algunos pueden sentir en relaciones monógamas tradicionales. Sin embargo, cabe preguntarse: ¿ha muerto la monogamia o simplemente estamos explorando otras formas de vivir el amor?
¿Estamos programados para la monogamia?
Otro aspecto importante a considerar es la biología, aunque aquí hay mucho que decir y mil enfoques diferentes respecto a lo que cada uno piensa sobre el ser humano y sobre el eterno debate entre la biología y la cultura. Según la antropóloga Helen Fisher, autora de Why We Love: The Nature and Chemistry of Romantic Love, los seres humanos no están necesariamente «programados» para la monogamia eterna. Fisher argumenta que, desde un punto de vista evolutivo, las personas están diseñadas para formar vínculos intensos durante ciertos periodos de tiempo, lo suficiente para criar a la descendencia, pero que la biología también favorece la búsqueda de nuevos compañeros a lo largo de la vida.