A Victoria Beckham no le gustan los propósitos de año nuevo, pero quedarse en 2025 tal como está ahora mismo es una apuesta segura. «Tengo muchas aspiraciones para el nuevo año», cuenta ala edición inglesa de Vogue en el cóctel del décimo aniversario de la tienda principal de su firma en Londres, cuya imagen ha sido renovada con un resultado de lo más chic por Rose Uniacke, la gurú de interiores de la estrella.
«Por fin puedo ponerme a construir la casa con la que siempre he soñado», continúa Beckham, que celebró sus 50 cumpleaños con una fabulosa fiesta a principios de 2024 (¿cómo olvidar ese momento en el que David, a la salida de la función, le regaló un cerdito?). «A mi línea de prêt-à-porter le va fenomenal, y también a las de belleza y fragancias. Así que ahora tengo una casa de verdad», y señala las paredes verde oliva del elegante espacio de su firma en Dover Street. «Llevo muchos años cimentándola y estoy muy emocionada de pisar el acelerador y hacer algo significativo».
Hay quien, en su situación, se contentaría con sentarse a disfrutar de los frutos de su trabajo, pero Beckham (mítica estrella del pop, cofundadora y directora creativa de su marca homónima y madre de cuatro hijos) habla como si no hubiera hecho más que empezar. «Siempre digo que hay que soñar a lo grande: así, el sueño crece y crece».
Pero hablemos de la Navidad. VB lució un traje negro clásico sobre un body de encaje de cuello halter para el citado cóctel, en el que Greta Gerwig y Maria Balshaw, directora de la Tate Modern, bebieron margaritas de canela ahumada rodeadas de muebles antiguos adquiridos por Uniacke para la tienda. El look reflejaba a la perfección cómo aborda Beckham la temporada de fiestas: «Me encanta la buena sastrería. No me gustan las cosas complicadas, sino los patrones sencillos, pero con carácter».
En esta época del año los accesorios son más importantes que nunca, ya se trate de un cinturón ajustado con apliques brillantes, un bonito brazalete o el «bolso de noche perfecto», dice Victoria, mostrando el que más le favorecía esa noche: un Dorian en piel burdeos de delicadas proporciones. «No me gustan las cosas demasiado sofisticadas, sino lo fácil, lo relajado, lo fresco».
