Estoy obsesionada con dormir bien; tanto, que hasta se ha convertido en una broma entre mis amigos. Me gusta hacerlo a pierna suelta y exactamente como a mí me gusta: con la puerta y la ventana entreabiertas, de tal forma que la noche se extienda ante mí. He dado por terminadas mis propias fiestas de cumpleaños para meterme en la cama y vivo de acuerdo con lo que me dice mi anillo Oura. Dicho esto, no necesito mucha ayuda para conciliar el sueño. Siempre que la habitación esté lo suficientemente fresca, haya activado el filtro que bloquea la luz azul en el móvil y ventilado todas las frustraciones del día con mi sufrida pareja, soy capaz de quedarme dormida con bastante facilidad. Pero luego descubrí el spray de magnesio.
Lo uso desde hace mucho tiempo: suelo tomar una cápsula (o tres) de glicinato de magnesio antes de dormir, segura de que está haciendo efecto en mi sistema nervioso mientras duermo. Sin embargo, si me salto una dosis no pasa nada: no me quita el sueño, por así decirlo.
El spray de magnesio, sin embargo, es algo religioso para mí. Lo último que hago antes de meterme en la cama es hidratarme y, para terminar, rociarme las plantas de los pies, dejando que la humedad se seque al aire antes de meterme bajo las sábanas. En las seis semanas que llevo haciéndolo, mi «puntuación» del sueño (una amalgama de factores que van desde la duración a la calidad, pasando por el número de ciclos REM, la variabilidad de la frecuencia cardiaca y la temperatura corporal) ha pasado de buena a excelente.
¿Cómo puede ayudar el spray de magnesio a descansar, relajarse y dormir bien?
«Rociado en las plantas de los pies, el magnesio mejora la calidad del sueño gracias a su efecto sobre el sistema nervioso, la relajación muscular y la absorción transdérmica localizada», me explica Lelani Loubser, médico especialista en medicina funcional de The HVN, Knightsbridge. «El magnesio contribuye a la producción de melatonina (la hormona del sueño), reduce el cortisol (la hormona del estrés) y favorece el sueño profundo».
La absorción transdérmica (es decir, a través de la piel, en lugar de vía oral o intravenosa) es una forma fácil de aprovechar los beneficios de un suplemento sin tomar pastillas o comprimidos. «El magnesio transdérmico potencia el neurotransmisor calmante GABA, que favorece la relajación y la calma. También contribuye a bloquear el exceso de glutamato, evitando la sobreestimulación y la neurotoxicidad», señala la doctora.
La razón por la que el magnesio es tan beneficioso es que pone en marcha el sistema nervioso parasimpático (la contrapartida del modo de lucha o huida que consiste en descansar y digerir) y promueve la sensación de calma y relajación. Según Jules Miller, fundadora de The Nue Co, otra ventaja de absorberlo a través de la piel es que no entra en el sistema digestivo, donde los nutrientes a menudo se absorben mal.
¿Tiene algún beneficio rociarlo en los pies?
«Las plantas de los pies contienen una alta densidad de glándulas sudoríparas, lo que mejora la absorción de sustancias tópicas como el magnesio», explica Miller. “En la medicina tradicional China, los pies son también puertas energéticas clave, vinculadas a meridianos que corresponden a todo el cuerpo. Aplicar magnesio aquí relaja el sistema nervioso y favorece el sueño, ya sea a través de la absorción local o del propio ritual calmante”.
¿Se pueden combinar el magnesio oral y el tópico?
Depende de para qué se utilice, pero por lo general, sí. La investigación sobre la absorción tópica aún está en plena evolución, así que se recomienda que quienes tengan una deficiencia grave de magnesio se concentren primero en la suplementación oral, sin exceder los 500 mg al día (a menos que un profesional médico indique lo contrario). «Los suplementos orales proporcionan un apoyo sistémico, mientras que las formas tópicas pueden ofrecer un alivio más local y específico», explica Miller.