Tras estos, llegan otras opciones más diferentes y desconocidas, que llevan la palabra ‘aventura’ a la máxima expresión. Hablamos de deportes como el snowkiting, una disciplina que combina el kitesurf con el esquí, impulsado con una cometa con los esquís o la tabla de snowboard. El **curling **es el deporte más tradicional de los países alpinos, donde se precisa técnica y estrategia; mientras que el Cresta Run solo se practica en St. Moritz donde todo aquel que se atreva tiene que lanzarse por un canal de hielo en un trineo; o en su defecto el tobogganing, sin necesidad de experiencia previa.
Ya con los esquís quitados, toca dar un paseo por St. Moritz para descubrir algunos de sus atractivos turísticos más demandados. ¿Algunas direcciones clave? ¡Apunta!
–La Torre de St. Moritz con una inclinación que supera en grados a la de Pisa y una altura de 33 metros.
-Seguirle la pista al arquitecto Norman Foster con sus creaciones Chesa Futura o el Kulm Country Club.
-Empaparse de la tradición local en alguno de los museos como el Berry Museum dedicado al artista Peter Robert Berry; el Museo de la Engadina donde las 21 salas que conforman esta antigua casa muestran desde 1906 el modo de vida y la historia de este valle suizo; Milli Weber Museum que se traduce en la casa de la artista con cuentos ilustrados, pinturas, bocetos y estudios; la reconocida internacionalmente galería Hauser&Wirth; o el Museo Segantini donde se repasa la vida y obra del artista Giovanni Segantini.
-Admirar los escaparates de Via Serlas con boutiques con las firmas de alta costura como Gucci, Valentino, Miu Miu, Giorgio Armani, Dolce & Gabanna, Dior, entre otras.
-Asistir al Festival de Jazz que cada verano acontece en el pueblo o al St. Moritz Art Film Festival celebrado cada mes de septiembre.
-Visitar alguna de sus iglesias tanto de estilo protestante como católico y la céntrica Piazza della Scuola.
–Dar la vuelta al lago con los 5km de recorrido, en poco más de una hora de paseo.