Pero, ¿por qué nos tratamos tan mal? Para Cardalda está claro, se nos enseña que valorarnos o hablar bien de nosotros mismos es ser egocéntricos, por no hablar de la creencia de que solo siendo duros podremos mejorar. “A esto se le suman las expectativas sociales y familiares: cómo deberíamos ser en función de nuestra edad, género o rol… Es fácil que con todas esas presiones empecemos a usar el autojuicio como herramienta de control, aunque en realidad suele hacer más daño que bien”.
La rumiación es una cuestión evolutiva
Rubén Casado, psicólogo experto en ansiedad, ha escrito Mente de mono, cerebro de vaca (ed. Ediciones B), un método con el que intenta poner freno a nuestra mente inquieta, donde habla de la paradoja de la rumiación. “Aunque busca traer claridad, lo que realmente logra es intensificar la confusión y la desesperación, creando un bucle de pensamientos negativos. Además, lo común es que rumiemos sobre situaciones en las que no tenemos un control muy directo.”
Sin embargo, reconoce que esa capacidad de anticipar el futuro y repasar el pasado fue lo que permitió nuestra supervivencia. “Si nosotros estamos aquí es gracias a esos preocupados de la tribu que pensaban ‘¿y si…?’, antes de aventurarse. Así que, aunque en algunos casos la rumiación pueda resultar un lastre, fue un mecanismo crucial. Hay que tener en cuenta que nuestro cerebro no está hecho para ser felices, sino para sobrevivir”.
“Evolutivamente, ser pesimista resulta más barato”, reconoce el experto, y añade que en entornos hostiles y peligrosos, anticipar y prepararse para el peor escenario podía ser la diferencia entre la vida y la muerte. Aunque no significa que no podamos cambiar este sesgo de negatividad. “Ahora vivimos en un mundo donde las amenazas son muy diferentes. Estas se han vuelto más abstractas y difusas, lo que también las hace más confusas. Cuando te indignas por un tuit, tu respuesta es similar a la que tendrías en una discusión durante la cena de Navidad con tu familia, y es la misma que experimentabas si un depredador amenazaba tu vida. El problema es que esta misma respuesta aparece ante problemas completamente distintos”.
