Hay un momento en la vida de todo zagal en que se topa con la literatura de Herman Hesse. El madrileño Teo Planell ha basado en el bildungsroman ‘Demian‘ (1919) el material de su disco de debut, que narra su madurez, concretamente su paso «de la seguridad del hogar, a un mundo mucho más salvaje, amenazador, pero paradójicamente mucho más armónico y profundo». I’m not a boy, not yet a man.
Planell explica que el viaje de ‘Demian’ es un «espectro» que parte de un lugar oscuro para llegar a uno nuevo. Precisamente, las voces alienígenas de ‘I Hear a New World‘ (1960) de Joe Meek & The Blue Men parecen referenciadas en pistas como la inicial ‘St.’, donde se nota su asociación al mundo de Rusia-IDK. Pero las composiciones de Planell tienen un poso más clásico y setentero: la colaboración de TRISTÁN, la preciosa ‘El mundo delante de ti’, recuerda a Tobias Jesso Jr. y, después, a los Beatles.
Aunque el afán experimental de Rusia-IDK está presente en ‘Demian’, sobre todo en el carácter líquido de las composiciones. Esto diferencia a Planell de rusowsky, más latino, o Ralphie Choo, más rapero. ‘Al final’ empieza flotante, pero deriva hacia la guitarra acústica setentera; piano y guitarras tienen tanto protagonismo en ‘Demian’ como las nubes de sintetizador y los efectos electrónicos.
Donde Planell quizá no termina de lograr una obra del todo sólida es precisamente en la estructura narrativa de ‘Demian’. Las tres primeras pistas, ‘St.’, ‘Una visita’ y ‘Demian’, en realidad parecen una única suite dividida en tres partes. Ocurren infinidad de cosas en estas tres piezas: de repente entran coros angelicales y cuerdas, o la música se corta abruptamente, o una voz alien se pone a rapear, o Planell canta acompañado del piano. Aunque las ideas son interesantes, no terminan de cuajar en el mejor inicio de disco posible. Da la sensación de que el disco tarda en empezar.
Solo al final de ‘Demian’, cuando entran los coros a lo Bon Iver y los redobles de batería, mientras Planell canta eso de «toma mi alma, quédatela», sucede el primer clímax emocional del álbum. El ánimo se vuelve a allanar en ‘Dormir en tus manos’, que es una intro de 50 segundos hacia la siguiente canción. ‘Al final’ empieza flotante, pero después se transforma en una canción clásica. ‘Una visita pt. II’ funciona como coda de la pista anterior, pero no como composición individual.
Aunque repletas de musicalidad y buen gusto, estas primeras pistas de ‘Demian’ transcurren a un ritmo irregular, haciendo que el disco tarde en despegar. Más desconcertante resulta que las canciones más potentes estén secuenciadas en la segunda mitad del elepé, con el arena rock de ‘Me vas a matar’ destacando. Después, ‘Radio’ introduce un curioso homenaje al pop de los ochenta, y las armonías a lo Beach Boys de ‘La espiral’ llevan el álbum definitivamente a su punto álgido.
Las referencias a la novela de Hesse son evidentes en títulos como ‘Una visita pt. I’ o ‘La espiral’, aunque las letras son personales y recuerdan un desamor. Precisamente el apellido del protagonista de aquella novela, Emil Sinclair, da título a la pista final. ‘Sinclair’ es una bonita nana de corte fantasmal que cierra el disco: «Hoy se abre un mundo para mí». Es la despedida ideal a un álbum que demuestra mucho corazón pero, en ocasiones, poco pulso.