«¿’Terciopelo azul’ es porno?». La pregunta que debería abrir el melón sobre los influencers en los festivales de cine


Notice: La función wp_get_loading_optimization_attributes ha sido llamada de forma incorrecta. Una imagen no debería ser diferida y marcada como alta prioridad al mismo tiempo. Por favor, visita Depuración en WordPress para más información. (Este mensaje fue añadido en la versión 6.3.0). in /home/farandulaymoda/public_html/wp-includes/functions.php on line 6121

Cada vez más, en redes sociales, las distribuidoras de cine están apostando por los influencers para promocionar sus películas. Es completamente lógico: siempre suelen ir a favor, tienen millones de personas que les siguen allá donde van y su palabra, incluso siendo un anuncio, puede traducirse en ley para miles de chavales y chavalas buscando recomendaciones para su tiempo de ocio. Así, poco a poco, los eventos cinematográficos especiales fueron dejando pase a los preestrenos exclusivos, los pases especiales y, finalmente, invitaciones a festivales tan prestigiosos como Cannes o San Sebastián… Llegando a unos límites francamente ridículos.

A Pombo y platillo

En el último e imprescindible podcast de ‘Influ-Realismo Mágico’, Lorena Macías (más conocida como Hazmeunafotoasí) se debatía sobre si los premios y festivales de cine tenían realmente necesidad de darse a conocer con influencers generalistas. No hablamos de algunos cinéfilos de nicho, sino, por ejemplo, de estrellas al nivel de Dulceida o Ibai Llanos. Y hay una anécdota -que Macías cuenta un poco distorsionada en el podcast- que ilustra este absurdo mejor que ninguna otra.

En el primer episodio de la segunda temporada de ‘Pombo’, el docu-reality sobre María Pombo de Amazon Prime Video, esta deja ver cómo ha sido invitada al Festival de San Sebastián (a pesar de que nunca jamás hable de cine en su cuenta). A lo largo de los minutos vemos cómo la influencer no nombra una sola película, pero se prueba vestidos, come sándwiches y habla sobre su culo hasta que finalmente se encuentra con su compañero en el coche oficial que les lleva hasta la afombra roja: Miguel Ángel Silvestre.

El momento es involuntariamente cómico: el actor y la influencer no tienen nada de lo que hablar, la tensión se hace notoria en el ambiente y cada uno de los dos trata de romper el hielo a la desesperada. Él le habla de horóscopos, de aire acondicionado y de ‘Los dos lados de la cama’, una película de la que ella no ha oido hablar («Es antigua, ¿eh?», aclara Silvestre), hasta que finalmente ella acaba por decir la palabra mágica al quejarse del tiempo: «Es que voy con terciopelo». ¿Qué mejor oportunidad para comprobar la cinefilia de María Pombo?

«Hay una película que se llama ‘Terciopelo azul’, es un clásico también», dice él, recomendándosela, ante la risa nerviosa de ella, que le responde «Qué de registros sabes de películas». Obviamente, Pombo no ha oído hablar de David Lynch ni de casualidad, así que responde como buenamente puede, «¿No será porno o algo así?». La unión entre el terciopelo azul y la pornografía en su cabeza es algo que se queda sin explicar.

Mas
Mas

‘Terciopelo azul’, a mí me sonó fatal. Y encima como es tan vacilón, yo creía que me estaba diciendo algo, yo qué sé, porno o algo, y yo… Suena fatal. Y encima, ¿qué le pregunto? Porque a lo mejor es la típica película de toda la vida que tienes que conocer. Y claro, estás en el festival de cine de San Sebastián, o sea, no puedes quedar como una paleta. Entonces, pues nada, intenté llevar la conversación lo mejor que pude.

Influ-festival

Quizá, una vez se nos quite la cara de anonadados, podemos plantearnos si el Festival de San Sebastián necesita llevar a alguien como María Pombo para seguir siendo relevante o simplemente se ha apuntado a una tendencia a la que no han dado ni media vuelta. Sí, efectivamente, ganas notoriedad, pero ante personas a las que no les interesa en absoluto el festival o el cine en general, y si no queremos que los festivales y eventos se nos llenen de personas que creen que David Lynch es un director pornográfico quizá sea el momento, ahora que estamos a tiempo, de dar marcha atrás en la vorágine mientras podemos.

Está claro que el futuro es el de los influencers, pero en San Sebastián (como en Sitges, Cannes o Venecia) deberían plantearse que les beneficiaría mucho más invitar a algunos de nicho, con menos seguidores, antes que al tótem inamovible que es María Pombo. ¿Les va a dar reportajes? Por supuesto. ¿Alguno se va a centrar en lo que hace el festival o va a llamar la atención de alguien ajeno al mismo? Claro que no.

A las influencers top les da igual estar en el festival de cine de San Sebastián que en la fashion week de París, en el Festival de Benicassim o en la presentación del nuevo iPhone. Lo que importa es posar con una sonrisa y llevárselo fino, y quizá vaya siendo hora de filtrar un poquito en algo que va a ser incomprensible para fans, asistentes al festival, prensa y hasta para la propia influencer por igual. Cada mochuelo a su olivo, hagamos el favor, antes de que creamos que Emir Kusturica se dedicaba a hacer porno light en Private.

En Espinof | Chí Vaca, un mono humanoide y Arturito: aquella vez que ‘Star Wars’ se proyectó en el Festival de San Sebastián

En Espinof | Las mejores películas de 2025

Ver fuente

Entrada siguiente

¿Solo para mujeres delgadas? El regreso del vestido ajustado más polémico de los años noventa | S Moda: Revista de moda, belleza, tendencias y famosos

Lun Jul 14 , 2025
Comparte en tus redes sociales En 1981, Karl Lagerfeld cambiaría para siempre el destino de un joven peluquero y milliner. Fue el ‘kaiser’ de la moda quién sugirió a Hervé Peugnet (Bapaume, Francia, 1957), ávido esteta formado en escultura e historia de arte por la escuela de Bellas Artes de […]
EL PAÍS

Puede que te guste