Cortesía de María Rodríguez
Sobre la selección de piezas: ¿qué se podrá encontrar quien entre en tu tienda?
El proceso de selección es mi parte favorita, ya que incluye viajar a varios países de Europa y rebuscar entre cajones y cajones de ropa e identificar prendas que se vinculen a mi imagen y lo que quiero transmitir con mi tienda. Tengo diseños de Valentino, Versace, Louis Vuitton, Cavalli o Moschino, entre muchos otros. Poco a poco iré ampliando la colección y traeré bolsos de firma, complementos, joyería y más ropa. Como estoy testando el mercado, por el momento he traído un poco de todo, desde prendas de marcas menos conocidas a un precio mayor, como un body Versace de la colección de finales de los 90 y que se vende por 300 euros, pero que en tienda costaría unos 1.200.
¿Tienes alguna firma favorita de segunda mano?
Si, desde que era muy pequeña siento una gran pasión por las firmas italianas, en especial por el legado que nos dejó Franco Moschino. Recuerdo que con 16 años me compré una camiseta en una tienda de Sevilla. Estuve ahorrando meses y meses y siempre me la ponía en ocasiones especiales. Me hace especial ilusión tener piezas suyas en mi local, ya que me recuerdan a mi adolescencia, comprando revistas e intentando buscar e investigar desfiles. Internet no estaba tan desarrollado como ahora y no teníamos Vogue Runway al alcance en una app en el teléfono.
¿En qué rango aproximado de precios se moverán las piezas?
La verdad que tengo un poco de todo, desde prendas de la firma italiana Krizia que van desde los 30 euros a un conjunto Moschino que cuesta 200. Intento que los precios de momento sean más ‘asequibles’. Para mí de eso trata el vintage, de no poder permitirte una prenda y conseguirla a un precio reducido por el simple hecho de que otra persona la haya ’amado’ antes que tú. Todas las piezas están muy cuidadas, quiero ofrecer el máximo de calidad posible sin que se vayan las prendas de precio.
Has trabajado como diseñadora, como estilista… ¿cómo dirías que influye este bagaje en esta nueva aventura?
Pues la verdad es que mi experiencia en el mundo de la moda hace que tenga conocimiento a la hora de comprar las prendas y de reconocer una pieza en la que merece la pena invertir. Además, el haber sido estilista y trabajar con artistas hace que conozca bien los distintos cuerpos y que entienda cómo funcionan las prendas en cada persona. Creo que además el hecho de ser diseñadora ha permitido que consiga tener un tacto especial para lo estético, y que entienda la imagen de marca como tal y lo que quiero transmitir.
¿En qué te sueles fijar para seleccionar determinados diseños que se venderán en tu tienda?
Pues siendo sincera, es bastante divertido, ya que, cuando veo una prenda, puedo ver en mi mente a una artista con ella puesta, un determinado look de una época pasada o una tendencia actual basada en el año en el que la fabricaron. Es verdad que me apasiona el mundo de la moda y las tendencias, ya que llevo conectada a él de alguna forma desde que soy adolescente y eso hace que el archivo mental sea bastante amplio. Creo que sé reconocer bien una prenda que puede ser deseable entre el público que viene a mi tienda.
¿A dónde sueles acudir para hacerte con nuevas piezas que nutran tu repertorio en la tienda?
Suelo ir a naves de venta al por mayor situadas en distintos países de Europa. Es verdad que este concepto empezó porque siempre encontraba “chollos” en Vestiare Collective y mis amigas y conocidas me decían, «cuando encuentres estas piezas por favor acuérdate de mí”. Por eso he decidido tirarme a la piscina y darle rentabilidad a esta particularidad tan mía, pasarme horas y horas en Vinted, Vestiaire o Ebay rebuscando piezas hasta encontrar la que se puede revalorizar o la que está en tendencia, que puede convertirse en la más deseada.
Cortesía de María Rodríguez
Cortesía de María Rodríguez
¿Cómo era tu relación con el vintage antes de abrir esta tienda?
Siempre he sido una apasionada del vintage. Cada vez compro menos fast fashion e invierto más prendas de colección de segunda mano. Tengo chalecos que me han costado un euro en tiendas tipo charity shop, o un Saddle de Dior, de la época de Galliano que me costó mil euros y que ahora puedo vender por 1.500. Me alucina el proceso de rebuscar, investigar e intentar encontrar la pieza perfecta. Cuando le decía a mis conocidos “estoy pensando en abrir una tienda vintage”, la frase más repetida era que me pegaba mucho. Creo que al final mi personalidad y mi marca personal exporta eso, pasión por la moda. Por eso pienso que este proyecto me representa al 100%.
¿Se venderá alguna pieza de Reveligion también en esta tienda, o es una iniciativa rupturista?
Si te digo la verdad, es una de las preguntas más repetidas entre mi círculo cercano. Al final soy María de Reveligion, y mi marca me acompañará siempre, por lo que tendremos algunas piezas en la tienda, sobre todo las más icónicas. ¿Y quien sabe? A lo mejor más adelante se fusionan y se retroalimentan entre ellas. Pero de momento siento que tengo que centrarme en The Revels Club como proyecto independiente a lo que ha sido Reveligion, aunque sus caminos a veces puedan unirse.