Puede que el buen chocolate no haya cambiado tanto, pero nosotras sí, y también la relación que tenemos con este alimento tan nutritivo como delicioso. Aunque no es nada nuevo que una onza de chocolate en el momento oportuno constituye un pequeño placer, se puede decir que ha sido todo un camino de aprendizaje lograr entender ese derecho a disfrutar de los sabores. Sin experimentar culpa, ni presiones. Hace tiempo que sabemos que mantener un consumo saludable de chocolate es totalmente compatible con la posibilidad de disfrutarlo como lo hacíamos en la más tierna infancia.
En especial, el chocolate negro puede constituir una nota de placer saludable que acompañe un momento de paréntesis dentro de la rutina del día a día. Lo recomendable es elegir variedades en las que, preferiblemente, el porcentaje de pureza del cacao sea mayor, para hacer más saludable su consumo. Lo cierto es que una porción diaria equilibrada puede contribuir a mejorar un poco el ánimo del día, y lo único que deberíamos tener en consideración antes de regalarnos ese momento es si nos apetece o no. Aunque, eso sí, elegir el chocolate de mayor calidad sí que marca la diferencia en términos de disfrute.
Cortesía de Lindt EXCELLENCE
El chocolate perfecto
La compañía suiza de chocolate premium Lindt & Sprüngli ha perfeccionado durante más de un siglo el arte de regalar al mundo el chocolate más exigente. Fue pionera, a nivel mundial, en la introducción de los porcentajes de cacao en la categoría de tabletas. En 1989 lanzó, bajo la marca Lindt EXCELLENCE, la primera generación de chocolate negro con un porcentaje de cacao superior. Tras dos años de investigación, los Maestros Chocolateros Suizos de Lindt EXCELLENCE descubrieron que el aroma del cacao se desarrolla mucho mejor en un formato fino, por lo que decidieron moldear las tabletas de chocolate de la marca hasta conseguir la onza exquisita y refinada tan característica de Lindt.
Para conseguir las tabletas de cacao, Lindt EXCELLENCE selecciona y mezcla las habas de cacao de la más alta calidad y las somete a un proceso de tostado y molido únicos, aplicando la técnica del conchado, un proceso de mezcla, agitación y aireado del chocolate patentado por el fundador de la marca, Rodolph Lindt, para conseguir esa untuosidad tan diferencial de la marca.