En la fastuosa fantasía Disney que puso en escena Coperni, reinaron los violetas pálidos, declinados sin embargo con atrevidos eyeliners gráficos y cejas definidas que recordaban más a Úrsula que a Ariel. “Los tonos pastel tienen la capacidad de transformarse”, dice McGrath, artífice del look. “Son atemporales pero pueden resultar muy novedosos dependiendo del acabado o de cómo los combines”. Lo mismo ocurrió en Dries Van Noten, donde Lucy Bridge apelmazó las pestañas en suaves tonos reflectantes. “Quisimos darle un giro al maquillaje aplicando un naranja pastel fluorescente en ojos y mejillas, combinado con cejas decoloradas para generar extrañeza”. Pero esta creciente estética no se reserva solo a las pasarelas. Recordemos a la modelo Gabbriette y sus característicos pómulos flor de cerezo, unidos a unas finísimas cejas y un delineado completo color carbón; o bien la seductora sirena FKA twigs, con la mirada verde extraterrestre que lució hace poco en una rave underground en Nueva York.
Felicity Ingram
La clave de esta tendencia es generar tensión a través de tonos excéntricos, lilas amoratados, verdes tóxicos y naranjas estridentes. La maquilladora Hiromi Ueda ha estado experimentando con todo ello en su trabajo: “Llevar tonos pastel de tal modo que resulten osados y modernos en lugar de coquetos o románticos, haciendo hincapié en los contrastes y las combinaciones inesperadas”, instruye. “Una mirada pastel con unos labios oscuros rompe los esquemas”, añade Ammy Drammeh, cuya paleta de sombras de primavera-verano 2025 para Chanel Beauty es una oda a los neones tenues. ¿Algo más? Contrarrestar la ternura con un rabillo marcado o unas cejas acentuadas. O mejor aún, fuera cejas. Ante todo y sobre todo, como siempre, actitud y personalidad.