El novillero Sergio Rollón sufrió una gravísima cornada en la arteria femoral durante el festejo celebrado ayer sábado en la localidad madrileña de Valdetorres del Jarama, tras la que fue evacuado en helicóptero al Hospital Universitario de La Paz, donde ha sido intervenido quirúrgicamente.
El aspirante madrileño resultó cogido al entrar a matar al tercer novillo de la tarde, de Hermanos González, que le infirió una cornada “en el triángulo de Scarpa, con hemorragia severa, de dos trayectorias: una lateral y otra inferior que afecta tanto a la arteria como a la vena femoral”, según el parte médico emitido por el doctor Juan Antonio Asanza en la UVI móvil de la plaza.
Tras ser estabilizado durante una hora, en la que también se le aplicó una transfusión de sangre, ante la mucha gravedad del percance y la persistente hemorragia, los médicos decidieron trasladar en helicóptero al novillero madrileño al Hospital de la Paz, donde volvió a ser intervenido definitivamente y trasladado a la UCI, donde deberá pasar, al menos, 48 horas.
El percance de Rollón se produjo durante la final del Certamen de Novilladas de la Comunidad de Madrid, que tuvo que ser suspendido tras la espeluznante cogida al estar ocupada la UVI móvil. En este festejo también actuaban los novilleros Álvaro Serrano y Julio Méndez, que se habían repartido tres orejas de los novillos anteriores.
Por otra parte, el diestro murciano Rafael Rubio Rafaelillo fue anoche trasladado a la UCI del Hospital Universitario de Navarra una vez realizado el estudio clínico de las consecuencias del aparatoso percance sufrido por la tarde en el octavo festejo de la Feria de San Fermín.
Aunque en la enfermería se le diagnosticaron, en principio, politraumatismos, ya en el hospital se le descubrió “un fuerte traumatismo torácico con afectación de varias costillas y un neumotórax”, lo que ha aconsejado su ingreso en la UCI para mantenerle en observación.
Rafaelillo fue prendido por el cuarto toro de la corrida de José Escolar que se lidió en Pamplona, que le zarandeó violentamente y le golpeó contra la arena, desde donde el animal volvió a colgarle de su aparatosa cornamenta. Aun así, el torero murciano siguió en la arena hasta darle muerte y cortarle una oreja que recogió entre gestos de dolor.