Trump anuncia una demanda de 15.000 millones de dólares contra ‘The New York Times’ por difamación | Internacional

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, da un paso más en su campaña contra la prensa. Este lunes ―al filo de la medianoche en Washington, madrugada del martes en la España peninsular― ha anunciado en su red social, Truth, la presentación de una demanda contra el diario The New York Times por valor de 15.000 millones de dólares (12.820 millones de euros) por difamación y libelo. Se trata de una cantidad que supera ampliamente la capitalización bursátil del periódico más importante de Estados Unidos y tal vez el más influyente del mundo (casi 10.000 millones actualmente).

En un largo mensaje, Trump habla del “gran honor” que le supone llevar a los tribunales al Times: “Uno de los peores y más degenerados periódicos de la historia de nuestro país”, escribe. El presidente de Estados Unidos lo acusa de ser “prácticamente un portavoz del Partido Demócrata de Izquierda Radical, además de [culparlo de] la mayor contribución ilegal a una campaña electoral”. “Durante décadas, el Times ha utilizado un método para mentir sobre tu presidente favorito (¡YO!), mi familia, mi negocio, los movimientos América First y MAGA [Make America Great Again] y nuestra nación en su conjunto”, continúa el mensaje.

No se entendió bien en un principio, a tenor de ese texto, qué es lo que provocaba la demanda, y, sobre todo, por qué llega ahora. Trump se limitaba a decir: “Colocaron su apoyo a la candidatura de Kamala Harris [en las elecciones de 2024] en el centro de la primera página, ¡algo inaudito hasta ahora!”. En Estados Unidos existe desde hace décadas una costumbre según la cual los medios optan por uno u otro aspirante a la presidencia con la idea de dar argumentos a sus lectores para escoger. Esa tradición se la saltaron en la última campaña diarios como The Washington Post, que sufrió una considerable merma de suscriptores por ello, y Los Angeles Times.

En el texto de la demanda, de 85 páginas, se aclara que lo que la propicia es una serie de artículos del diario y un libro de dos de sus redactores, todos ellos publicados en 2024, cuando la campaña electoral que llevaría al candidato republicano de regreso a la Casa Blanca estaba en marcha. Según sus abogados, esos textos se imprimieron “maliciosamente” para “dañar la reputación personal, política y empresarial de Trump”.

Además de al periódico, el presidente de Estados Unidos demanda a Penguin Random House, la editorial que publicó el libro, Lucky Loser, a los dos periodistas que lo firman, Susanne Craig y Russ Buettner, y a los reporteros del Times Peter Baker y Michael S. Schmidt, corresponsales de la publicación en Washington.

Lucky Loser ofrece un trabajo de investigación y desguace de las “ilusiones de éxito” como empresario del expresidente, en las que se ha apoyado en su ascenso, y prueba que dos de las principales fuentes de su riqueza poco tienen que ver con la destreza en los negocios: la herencia que recibió de su padre y el dinero que hizo como estrella de la telerrealidad. Baker, por su parte, es autor de un artículo que señalaba que ningún candidato presidencial había sido tantas veces acusado de malas prácticas como Trump. Y Schmidt hizo bastante ruido al entrevistar a John F. Kelly, uno de los jefes de gabinete de Trump en la primera Administración, que aventuraba que se comportaría como un “dictador” si resultaba reelegido.

Un portavoz del Times declaró al propio periódico: “Esta demanda carece de fundamento. Carece de cualquier alegación legal legítima y, en cambio, es un intento de reprimir y desalentar la información independiente. The New York Times no se dejará disuadir por tácticas de intimidación. Seguiremos investigando los hechos sin temor ni favoritismo y defenderemos el derecho de los periodistas, amparado por la Primera Enmienda, a hacer preguntas en nombre del pueblo estadounidense».

El apoyo del Times a Harris citado en el Truth lo firmaba la Junta Editorial, un grupo de periodistas separado de la Redacción de noticias, y llevó por título “La única opción patriótica para la presidencia”. Empezaba así: “Es difícil imaginar un candidato más indigno que Donald Trump para la presidencia de Estados Unidos. Ha demostrado ser moralmente inepto para un cargo que exige a quien lo ocupa anteponer el bien de la nación a sus propios intereses. Ha demostrado ser temperamentalmente incapaz para un trabajo que requiere precisamente las cualidades —sabiduría, honestidad, empatía, valentía, moderación, humildad y disciplina— de las que más carece”. Se publicó el 30 de septiembre de 2024, así que todo indica que Trump se ha guardado la afrenta durante casi un año.

Parece poco probable que la demanda prospere en los tribunales, entre otras cosas porque el libelo es un delito muy difícil de probar en Estados Unidos: el demandante tendría que demostrar que el medio de comunicación publicó este o aquel artículo a sabiendas de que lo que estaba publicando era falso. Caso distinto es que el Tribunal Supremo, con una mayoría de jueces muy conservadores, acabe dando la razón a Trump en última instancia.

En el mensaje lunes a medianoche, Trump encuadra su acción legal en la perspectiva de otras querellas planteadas contra medios de comunicación como ABC News y uno de sus presentadores estrella, George Stephanopoulos (al que llama Slopadopoulos, en un aparente juego de palabras con el adjetivo sloppy, “descuidado”). También se querelló contra el programa 60 Minutes, al que acusó de la edición de una entrevista con Harris, su adversaria, a quien, según el entonces candidato, el programa benefició en los últimos compases de la campaña.

Stephanopoulos estaba hablando del caso de abuso sexual y difamación por el que Trump fue condenado a pagar cinco millones de dólares a la escritora E. Jean Carroll, cuando dijo que este violó a la antigua columnista de la revista Elle. El jurado encargado del caso halló al entonces expresidente responsable de abuso sexual, no de violación.

Ambas empresas de comunicación acordaron pagar a Trump 15 y 16 millones de dólares de indemnización respectivamente, que irán al fondo para construir su biblioteca presidencial.

Este martes, Trump respondió a la pregunta de uno de los periodistas más famosos de ABC News, Jonathan Karl, autor de un par de libros sobre el presidente. Karl preguntó si este apoyaba la idea defendida por la fiscal general Pam Bondi horas antes −y a la luz del asesinato de Charlie Kirk y de quienes lo han celebrado o disculpado en las redes sociales− de que la Administración debería perseguir considerar que el “discurso de odio” no está amparado por la libertad de expresión, derecho sacrosanto en el sistema estadounidense, donde están permitidas las manifestaciones nazis o del Ku Klux Klan. Trump le dijo a Karl: “Tal vez deberíamos perseguirte a ti, que siempre estás diciendo cosas tan malas sobre mí”.

Un precedente histórico

The New York Times ya protagonizó un caso sobre supuestas calumnias que dio lugar a una sentencia histórica para la libertad de prensa. Es uno de los precedentes más famosos de la historia del Tribunal Supremo: The New York Times Company contra Sullivan (1964).

El Supremo dictaminó entonces que, para probar una difamación, un funcionario ―en aquel caso, un policía de Alabama acusado de racismo― debe demostrar que en lo dicho en su contra medió una “verdadera malicia”.

La diferencia es que ahora hay dos jueces del Supremo, los conservadores Clarence Thomas y Neil Gorsuch, que han expresado su interés en suavizar ese precedente. Para Thomas, aquella sentencia abrió la puerta a que la prensa pudiera “lanzar falsas calumnias sobre figuras públicas con casi total impunidad”. Trump ha dejado claro que tampoco le gusta ese fallo.

Y eso es lo que se temen los teóricos de la Primera Enmienda en Estados Unidos: que el presidente esté jugando con una demanda de poco mérito la carta de llevarla hasta el Supremo y que una vez allí cambien las reglas, como hace tres años cambiaron con el derecho al aborto.

En su mensaje de Truth, el presidente de Estados Unidos omite otros recientes choques con medios de comunicación tradicionales, como la demanda por libelo y difamación contra The Wall Street Journal y su propietario, el magnate australiano de medios Rupert Murdoch, tal vez el hombre que más había hecho por aupar y mantener a Trump en el poder. El presidente se querelló tras difundir este medio una noticia según la cual Trump felicitó por su 50º cumpleaños al millonario pederasta Jeffrey Epstein —entonces, un amigo— con un texto cómplice y un dibujo de tono sexual explícito de la silueta de una mujer. El mandatario dice que ese documento es falso y reclama una indemnización de más de 10.000 millones.

Ver fuente

Farándula y Moda

Entrada siguiente

Movistar Plus+: disfruta de tus películas y series favoritas (también) en catalán y en euskera | Estilo de vida | Escaparate

Mar Sep 16 , 2025
Comparte en tus redes sociales El cine siempre ha sido una herramienta de aprendizaje a todos los niveles. Además de valorar la puerta en escena, el papel de los protagonistas, la calidad del guion o la ambientación de la trama, también ha sido muy importante la lengua utilizada en la […]

Puede que te guste