En la cafetería Las Postas, en Los Palacios (Sevilla, 38.764 habitantes), los camareros trataban de aparentar normalidad esta mañana. Pero ni a ellos ni a sus clientes se les había desatado el nudo de angustia que se les hizo la tarde del miércoles cuando un hombre prendió fuego al local, enfadado porque no tenían mayonesa para acompañar el montadito que había pedido. Hoy, ese comensal, dormirá en la cárcel, después de que la jueza haya dictado prisión comunicada sin fianza, acusándolo de un presunto delito de incendio y de lesiones, por haber “creado una gran alarma social”, según informan fuentes judiciales. “No hay explicación para lo que hizo”, reconocía a este diario el dueño del bar, José Antonio Caballero.
Eso que hizo sucedió este miércoles por la tarde cuando el detenido entró en la cafetería acompañado de su hijo y otra persona y pidió un montadito de carne mechá. El hombre preguntó si tenían kétchup o mayonesa para acompañar el bocadillo y uno de los camareros le explicó que no, porque no disponían de cocina y solo servían los montaditos que venían ya elaborados previamente. El tipo se marchó y cruzó a una gasolinera cercana de la que regresó al poco rato con una botella de agua llena de gasolina. Volvió a preguntar si tenían kétchup o mayonesa y, de nuevo, recibió la misma respuesta negativa. De inmediato, roció la barra con el combustible, le prendió fuego con un mechero y se fue.
“Las llamas eran muy altas, podría haber pasado una desgracia”, cuenta Caballero. “Menos mal que los camareros reaccionaron rapidísimamente. Uno cogió el extintor y apagó el fuego y otra salió corriendo a la calle para perseguir al hombre”, relata el propietario. En la persecución también participaron otros clientes y vecinos. Finalmente era la Guardia Civil, alertada por los responsables del local, los que lo detuvieron en las inmediaciones del hotel en el que se encontraba. “Es de Priego de Córdoba y estaba en los Palacios de paso por motivos de trabajo”, explican fuentes de la investigación.
El hombre ha pasado estas dos noches en los calabozos hasta que esta mañana ha comparecido ante la jueza de Utrera que ha determinado su ingreso en prisión, además de por la alarma social generada, para evitar el riesgo de fuga, dada la naturaleza de los hechos y la gravedad de las penas que podrían imponérsele, y porque, entiende la magistrada, existe un alto riesgo de reiteración delictiva.
“Ha sido un susto, pero podría haber terminado muy mal”, insiste Caballero, que celebra que se haya decretado prisión para él. En el momento en el que el detenido prendió fuego al local, toda la zona de la terraza estaba llena y en el interior, además de seis camareros había varios niños jugando, cuenta el dueño. Algunos de los clientes tuvieron que ser atendidos por ataques de ansiedad. “Es una locura. Uno puede entender que se tenga una discusión con un camarero, pero nadie se espera eso”, se lamenta el dueño, que sigue sin asumir ni encontrar explicación a lo sucedido.
Con todo, tanto él como sus empleados quieren tratar de recuperar la normalidad cuanto antes. Esta mañana, después de quedarse hasta las 5.30 de la madrugada limpiando y arreglando los desperfectos, han abierto para servir los desayunos, como siempre. Su cafetería es muy conocida en el municipio. “Han venido la mayoría de clientes, en una muestra de solidaridad. Se han volcado todos. Los camareros también”, agradece Caballero.