Potenciar la creatividad
Comenzaron a trabajar juntas hace 15 años, cuando Sophie von Schönburg dirigía la división de eventos y relaciones públicas de la agencia creativa CuldeSac, y Fátima Ateyeh, completamente ajena a este mundo, empezaba a colaborar con ellos esporádicamente. Primero fue en un evento de Aston Martin, luego para cubrir una baja maternal, y así enlazó proyectos hasta que en 2013 se quedó ya para siempre. “Recuerdo perfectamente la entrevista para cubrir esa excedencia. Sophie tenía cinco minutos pero la terminamos en tres”, cuenta Ateyeh. Ahí surgió el flechazo profesional que hace poco más de tres años culminó en la fundación de un proyecto conjunto: Signne Creative House. “La de Fátima es una historia muy bonita de crecimiento porque con su pasión y buen hacer se convirtió en socia por méritos propios, y en esta siguiente fase comenzamos de manera equitativa. Si hay alguien por la que pongo la mano en el fuego es ella, y también a nivel personal, porque incluso aunque llevemos tantos años trabajando juntas, no necesariamente implica que todo vaya siempre de manera rodada”, comenta Von Schönburg, por Zoom desde su domicilio.
En el momento de esta entrevista todo el equipo se encuentra trabajando completamente en remoto por primera vez desde la pandemia debido a la catástrofe ocasionada por la DANA que ha asolado Valencia, en cuya capital tienen la sede de su empresa. Ambas comparten la misma visión de liderazgo, basado en el respeto y la admiración, pero también en la empatía. Un mensaje que están transmitiendo a su creciente equipo, que en sus orígenes lo formaban tres personas y ahora son más de 50. El proyecto, que se fue fraguado en medio de la pandemia, ha vivido su consolidación con la apertura de un espacio propio el pasado mes de abril para potenciar la creatividad, The Creative House. El lugar, en pleno corazón de Ruzafa, albergó durante décadas una panadería, y contenía todos los ingredientes que ambas socias habían soñado para su casa creativa. “Fui a verlo en junio de 2020, todavía en confinamiento. Vino la dueña, que ahora tiene noventa años y era quien regentaba el negocio, a enseñarme el espacio, y cuando lo abrió me encontré un local supermágico”, recuerda Fátima.
«Habíamos tenido siempre oficinas muy pintorescas y originales, y más recientemente veníamos de Mercato Hub, un coworking ubicado en un antiguo hangar de aviones, diseñado por Francesc Rifé, que era muy oscuro, muy contemplativo. Era espectacular para atraer clientes, pero cuando acababas de trabajar salías un poco triste porque habías estado muchas horas en la penumbra, por lo que uno de los principales requisitos para nosotras era que tuviese muchísima luz y que los espacios no fuesen rígidos, porque nos encanta montar saraos externos e internos”, continúa su socia. Según Von Schönburg, después de crear un sinfín de tableros de Pinterest cada una por su lado y contar con un primer equipo de interiorismo, “porque pensamos que quizá era mejor involucrar a gente que no nos conociera demasiado, por eso de que te miren con ojos frescos”, de mutuo acuerdo decidieron formar un tándem cercano a la agencia con la interiorista Elena Francés y el arquitecto Juanjo Picó, antiguos colaboradores de la casa.