Y, para conseguir unas uñas terciopelo de profesional, ten en cuenta que en los tonos más intensos —rojos, verdes o azules— el efecto de profundidad se multiplica; mientras que en los colores suaves —gris, beige o rosa empolvado—, la textura se vuelve más discreta, pero igual de elegante. También que el abanico de posibilidades es inmenso, y permite aplicar el efecto terciopelo de otras muchas maneras: desde una versión sutil, solo en la sonrisa de la clásica manicura francesa, hasta diseños más atrevidos con nail arts abstractos, degradados o detalles metalizados que aportan un aire futurista. Incluso puede combinarse con esmaltes mate o perlados para conseguir contrastes llenos de dimensión. La clave, en definitiva, está en jugar con el movimiento para que cada uña se convierta en una joya en si misma.
El resultado será una manicura luminosa y elegante capaz de elevar cualquier look sin necesidad de recurrir a la longitud. Porque sí, las uñas cortas también pueden acaparar todas las miradas, y aquí está la prueba.