Silvia Retana
“Empecé a disfrutar de un estilo de vida mucho más relajado y, muy especialmente, del espacio que encontré para la reflexión. Cuando no te pasas el día corriendo y consigues dedicarte una jornada completa a ti misma, logras conectar con tu intuición y tu sensibilidad se desarrolla. Me permitió entrar en contacto con la naturaleza y entender el tiempo de una manera diferente. Pudo ser duro los primeros meses, pero luego me di cuenta de que hace falta muy poco para ser feliz. Tener acceso al buen tiempo y al paisaje espectacular definitivamente ayudan, pero lo realmente importante es encontrar la paz interior”, reflexiona. Pero más allá del crecimiento personal, la isla se convirtió en el escenario perfecto para desarrollar el proyecto profesional que Angenault alumbró en 2016 y que bautizó como Villa Capri. Hasta entonces el negocio funcionaba como una galería online cuyo fin último era el de dar visibilidad al trabajo de artistas y diseñadores interdisciplinares, mostrando tanto talentos emergentes como clásicos olvidados. Desde sus inicios, la emprendedora siempre había fantaseado con la idea de encontrar el sitio idóneo donde poder materializar encuentros, residencias, talleres, retiros y otras actividades relacionadas con la creación.
Este espacio apareció, casi por casualidad, en una casa rural del siglo XIX, ubicada en la localidad de Vilafranca de Bonany. En un road trip que Lorena improvisó con una amiga, acabaron en las fiestas de un pueblo al sur de la isla, y allí entablaron conversación con un local al que terminó por contarle su situación: estaba en busca de una casa con unas características muy concretas para desarrollar su iniciativa. Casualmente, aquella persona no solo le respondió que tenía la construcción que describía –una herencia de su bisabuela– sino que automáticamente quedó prendado del universo de Villa Capri. “Nada más entrar, la energía del lugar, la temperatura –era diciembre y estábamos en manga corta, sin nada de humedad–, el interior de la casa, el paisaje que la rodeaba y la paz que transmitía, me conquistaron por completo. No tuve que pensármelo”, confiesa la creativa, que tras realizar una pequeña reforma en la vivienda puso en marcha el proyecto.
