El Real Madrid respondió a las incertidumbres que dejó el derbi con una función muy sólida contra el Villarreal, el tercer clasificado, al que permitió muy poco. Ganó, duerme líder a la espera del Barça, y escuchó notas más atinadas de Vinicius. Para el brasileño el partido fue una especie de ejercicio de afinación en el que poco a poco iba buscando reencontrar su música, de regate fallido en regate fallido. Hasta que empezó a escaparse de Mouriño, al que terminó sacando dos amarillas. Hasta que marcó un doblete, con el que ya acumula cinco goles y cuatro asistencias en ocho jornadas. Aún no suena nítido, pero pega. Y el Madrid se va al parón con mejor cuerpo que el que llevó a Kazajistán.

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Thibaut Courtois, Álvaro Carreras, Dean Huijsen, Éder Militão, Federico Valverde, Vinícius Júnior, Arda Güler (Jude Bellingham, min. 63), Dani Ceballos (Eduardo Camavinga, min. 63), Franco Mastantuono (Brahim Díaz, min. 74), Aurélien Tchouaméni y Kylian Mbappé (Rodrygo, min. 82)
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Arnau Tenas, Santiago Mouriño, Renato Veiga, Sergi Cardona, Rafa Marín, Thomas Partey, Santi Comesaña (Dani Parejo, min. 85), Pape Gueye (Alfonso Pedraza, min. 72), Tajon Buchanan (Nicolas Pépé, min. 45), Alberto Moleiro (Georges Mikautadze, min. 45) y Tani Oluwaseyi (Adrià Alti, min. 81)
Goles
1-0 min. 46: Vinicius Junior. 2-0 min. 68: Vinicius Junior. 2-1 min. 72: Georges Mikautadze. 3-1 min. 80: Kylian Mbappe
Arbitro Guillermo Cuadra Fernández
Tarjetas amarillas
Sergi Cardona (min. 11), Santiago Mouriño (min. 20), Aurelien Tchouameni (min. 32), Franco Mastantuono (min. 45), Pape Alassane Gueye (min. 68)
Tarjetas rojas
Santiago Mouriño (min. 76)
A estas alturas de la temporada su partidos son un poco eso, partidos, duelo por tres puntos, y otro poco, ocasiones para explorar por dónde camina la construcción de Xabi. Contra el Villarreal, insistió en la idea de Almaty de confiar el tempo a Ceballos. Lo colocó en la base con Tchouameni y mantuvo a Güler por delante, más cerca del área, un punto ideal para avistar carreras, tirar paredes, filtrar últimos pases. El turco ha emergido como el mejor lanzador de Mbappé. Han sintonizado tanto que el francés también le encuentra a él cuando da un paso atrás y es Güler el que se lanza al área.
Esta disposición queda sin embargo en suspenso porque había una pieza esencial que la contemplaba desde el banquillo. Tras su titularidad fallida en el derbi, Bellingham volvió a esperar turno sentado. Y fue precisamente esa posición del inglés fuera del campo la que permitió que Güler regresara al centro, después de resultar menos determinante en la banda derecha del Metropolitano.
Ceballos aportó intención constante, una dirección de hacia dónde podía ir el juego. Y mucho diente en la presión. Su presencia, y esa dosis de orientación que se había echado en falta, pudo ser también por otras ausencias, las que desplazaron a Valverde al lateral derecho, donde faltan Carvajal y Trent, lesionados. El uruguayo encontró en la banda espacio para estirar las piernas después de la incomodidad de tardes constreñido en la estructura posicional. Lució seguro hacia atrás e incisivo hacia delante. En cualquier caso, las pistas del proceso de construcción de Xabi siguen en suspenso a la espera de que disponga de todas las piezas.
Así iban masticando el partido, con paciencia y sin mucho acelerón, siempre al mando, mientras el Villarreal, expectante, con poco balón, se resguardaba en el orden esperando a más tarde. Después del extenuante duelo del miércoles contra la Juventus, Marcelino reservó hasta el descanso a Mikautadze y Pépé, los dos atacantes que más inquietaron a los italianos. Hasta entonces, contaban con el arma esporádica de las carreras de Moleiro y Oluwaseyi, que le ganó un sprint a Huijsen y, solo ante Courtois, no encontró manera de superar al belga, repentinamente más gigante que nunca.
Cuando parecía que había llegado el momento de que el Villarreal golpeara, sucedió a la inversa. Militão cruzó un pase que peinó Mbappé y terminó en Vinicius en la otra banda. El brasileño burló a Mouriño, al que tenía con amarilla desde el minuto 20, y marcó con un tiro que desvió levemente el tacón de Comesaña. Entren como entren, a veces los goles lo transforman todo. No solo el marcador. Vinicius se sentía capaz de todo. Enfiló al área, fingió una parada, lo arrollaron, y sacó un penalti, que asumió enseguida. Mbappé accedió y el brasileño, pleno de fe, embocó un lanzamiento pobre que pasó tocando por debajo el costado de Tenas.
Para entonces, seguía pendiente el estirón que había planeado el Villarreal. Llegó dos goles tarde, pero Mikautadze acertó con un tirazo desde fuera el área a la base del poste al que no alcanzó Courtois. El Real concedió poco más. Bellingham, que entró por Güler, robó muy arriba, conectaron Mbappé y Brahim y marcó el francés poco antes de retirarse con el tobillo derecho dolorido. La única mancha de una noche de alivio para un Madrid que siente reencontrarse a Vinicius.