La inteligencia artificial mejora la inclusividad en las empresas
Cuanto más roboticemos el mundo, más humano será. Esta es la predicción de Eva van Rhee, Head of Industry Strategy Innovation de Adobe y una de las expertas en inteligencia artificial (IA) más reconocidas: “Las habilidades humanas serán cada vez más valiosas en un entorno cada vez más automatizado”. Primero será la adaptabilidad a un entorno laboral que está en constante cambio, y después vendrán la empatía –“ajustar tu enfoque basado en las necesidades de tu equipo es lo que va a distinguir a los grandes líderes”– y la narrativa, la herramienta que nos permite convertir los datos para que sean comprensibles y emocionantes. “Contar historias será esencial porque permitirá a los líderes conectar con sus equipos y motivarlos hacia un objetivo común”, explica.
Sin embargo, la IA está generando cierta desconfianza, entre otras cosas porque existe la creencia de que podría acabar con nuestra creatividad. “Los humanos tienden a aferrarse a lo familiar; la incertidumbre puede ser vista como una amenaza y eso desencadena ansiedad, haciendo que mantengamos viejos hábitos”. Pero esta experta en IA con formación en Psicología solo puede ver este escenario como una oportunidad. Ella misma lo ha experimentado: “Es una guía poderosa y personalizada. A veces recuerdo una cita o un concepto de un libro, pero encontrarlo en mi cerebro con TDAH es como buscar una aguja en un pajar, así que uso la tecnología para encontrarlo rápidamente. Es como tener mi asistente de biblioteca personal, sin tener que revisar manualmente 15 libros”. Que la mente de Van Rhee funcione de forma diferente a la norma neurotípica fue un obstáculo a la hora de desarrollar su carrera: “Al principio me sentía fuera de lugar, como si fuese una abeja exploradora atrapada en el rol de una abeja obrera. Una sensación común entre las personas neurodivergentes”. Así que utilizó su experiencia para apoyar y orientar a equipos de liderazgo y a profesionales con perfiles diversos a través de sus dos proyectos de coaching, Your Glitter Brain y Unicorn Awakening, este último enfocado en el trauma.
Según Van Rhee, las personas neurodivergentes aportan cualidades únicas al ámbito laboral, donde la IA puede actuar como una herramienta para capitalizar estos talentos y encontrar su lugar en la colmena: “Puede funcionar como un coach personal, mapeando fortalezas y sugiriendo el mejor ajuste, en lugar de obligar a ajustarse a roles predefinidos. No se trata de que todos se acomoden a la misma estructura, sino de adaptar la estructura a cada persona”. Ese molde al que tantos profesionales no han logrado ajustarse se rompe ahora para formar nuevas hormas que permitirán a los líderes entender y optimizar la dinámica de sus equipos: “La IA puede analizar patrones y preferencias de trabajo, y dar recomendaciones para formar grupos equilibrados. Esto evita, por ejemplo, que un individuo con desafíos de procesamiento sensorial se vea forzado a trabajar en un entorno no adecuado para él, y permite crear estructuras de colaboración y entornos en los que todos los tipos de pensadores se sientan valorados, aportando su máximo potencial creativo”.
Van Rhee pone toda su esperanza en que las empresas en el ámbito de la IA impulsen el cambio hacia un modelo más inclusivo: “Todo se trata de atreverse y demostrar que con la mentalidad y las herramientas adecuadas podemos crear lugares de trabajo que realmente valoren y aprovechen las fortalezas únicas de cada persona. Las empresas están comprendiendo que si quieren seguir siendo innovadoras y adaptables, necesitan abrazar diversas maneras de pensar. No veo esto de ‘acomodar la neurodivergencia’ como si fuera un obstáculo, sino como una inversión para empoderar a cada talento creativo y hacer que tu negocio prospere e innove”. Bajo esta premisa, parece entonces que las nuevas tecnologías podrían impulsar nuestra creatividad en vez de socavarla: “Jóvenes creativos deben ver la IA como su asistente personal no contratado, un aliado para encargarse de lo que consume tiempo y energía”, y para las personas neurodivergentes podría significar la posibilidad de encontrar roles que realmente se ajusten a sus habilidades y pasiones o, lo que es lo mismo, crear flujos de trabajo adaptados a cada individuo, fomentando un entorno donde todos puedan aportar su máximo potencial.