Se podría decir que Selena Gomez se ha convertido en la verdadera protagonista de esta edición del Festival de Cannes
Bajo el rugiente aplauso del público, la artista recibió ayer la ovación más larga (concretamente, 9 minutos) de lo que llevamos de festival tras la proyección de Emilia Perez, la nueva cinta del renombrado director francés Jacques Audiard y la que podría ser la próxima Palma de Oro. Hoy, ha presentado este mismo largometraje en el photocall, donde ha conseguido acaparar los flashes como nadie más sabe hacerlo.
Con escote de hombros caídos –su corte favorito y el que también escogió a su paso por la alfombra roja de este mismo certamen–, Selena Gomez portó un vestido custom de Balmain en un vibrante rojo que le hacía resaltar cromáticamente bajo la iluminación de la Côte d’Azur. Su silueta, ajustada a la cintura y de falda acampanada, quedaba exquisita en su figura gracias a su elegante corte midi.
Andreas Rentz/Getty Images
No obstante, lo que más resaltó de todo el estilismo fue su decoración con flores tridimensionales, la tendencia ornamental que se ha extendido desde las pasarelas de esta temporada primavera-verano 2024 hasta llegar a las red carpets. En el caso de la autora de Calm Down, estas flores en 3D se concentraban en la parte superior del vestido, decorando así todo el escote.
Con este look todo al rojo defendía una vez más su gusto por los cortes clásicos que rememoran la era Old Hollywood. Una estética que también se veía reflejada en su maquillaje, un soft glam con sombras y labios rosados –realizado por su maquillador de confianza, Hung Vanngo, con productos de su propia marca de cosmética, Rare Beauty– y en su peinado: unas suaves ondas con raya lateral que recordaban a los estilismos capilares de los años 40 y 50.
Siguiendo la estela de Rosalía, quien se caracterizó como un tulipán negro para la MET Gala 2024, Gomez se convirtió en una rosa roja en el Festival de Cannes y celebró de la mejor manera posible su regreso al cine.
