Rihanna ya es, sin ninguna duda, la reina de la moda premamá. La intérprete marcó un antes y un después durante sus dos primeros embarazos y ahora, con un tercer bebé en camino, no es diferente. El propósito de la de Barbados sigue siendo el mismo que en las ocasiones anteriores: cambiar por completo el concepto que se tenía de la ropa destinada a este momento y, de paso, mantenerse fiel a ese estilo tan refrescante que la ha definido siempre.
En su última aparición pública, Rihanna ha dejado ver cómo incorpora su visión propia al día a día. Y ha demostrado que, para ella, es igual de fácil construir un look para la alfombra roja que para un paseo por la ciudad de Los Angeles. Sobre todo, cuando se trata de resaltar el abdomen.
Así, su embarazo se ha convertido el protagonista de todos los estilismos que ha llevado recientemente, mediante el uso de crop tops que dejan al descubierto su tripa: lo hacía en la Met Gala de este año, durante el debut de Jonathan Anderson para Dior y en las premieres de Pitufos, a las que acudió como partícipe de su banda sonora.
Ahora conseguía el mismo efecto con un conjunto que mezclaba con soltura colores, estampados y texturas distintas al mismo tiempo. Una camiseta gráfica, unos pantalones anchos de rayas y un bolso con animal print serpiente. Todos ellos, elementos que sirven como puente entre el estío y el otoño y que dan forma al uniforme de entretiempo de la cantante. También, tendencias absolutas de esta temporada que viene y que llega dominada, sin duda, por los accesorios.
Al bolso, que incorporaba el patrón que definirá la temporada, se sumaba un calzado que ya ha sido imprescindible en la Semana de la Moda de Copenhague y que lo seguirá siendo hasta que el verano llegue a su fin: las chanclas.
Ya sean en su forma tradicional o actualizadas como sandalias ‘flip flop’ con tacón, este zapato relajado se ha convertido en una horma todoterreno, habitual en espacios tan comunes para ellas como las piscinas y también en lugares inesperados, como las oficinas.