Hay algo profundamente honesto en ver a un diseñador desnudarse —no de ropa, sino de artificios— frente a su público. El diseñador español, Luis De Javier (Sitges, 1996), lo hizo esta semana de la moda de París, literalmente, con una presentación en París de 24 horas disponible al público donde su equipo, sus costuras y su cansancio estuvieron a la vista. Ni backstage, ni filtros, ni misterio: solo el acto de crear, en directo, bajo las cámaras y las miradas curiosas. “Para mí era muy importante enseñarle a la gente de verdad lo que era, y quién era, y qué es lo que hay”, dice con una mezcla de calma y fuego.
Formado en la Universidad de Westminster en Londres y tras una etapa junto a Vivienne Westwood, el diseñador catalán—que divide su tiempo ahora su tiempo entre Madrid, Barcelona y Londres— ha construido un universo donde la cultura rave, la alta costura y la identidad queer conviven con naturalidad. Y cuando habla de esta nueva colección, lo hace como quien vuelve a casa después de mucho tiempo en el extranjero. “Cuando estaba en Londres pensaban que era británico. Cuando estaba en Nueva York pensaban que era mexicano o de Los Ángeles. Pero nadie pensaba que era de España”, confiesa. Así que llegar a asentarse en Madrid no es solo un cambio de ciudad, sino un gesto de reconciliación.
“Me di cuenta de que tenía que dejar de intentar ser o aparentar algo que no soy”, afirma. “No somos una gran casa. Luis de Javier somos: mi madre —que me ayuda con las cuentas—, un equipo que vale oro en Barcelona, otro en Londres, y mucho amor”. Y con esa claridad decidió abrir las puertas, las costuras y las cámaras. Un gesto valiente, casi punk, en una industria que poco a poco va dejando de esconder sus procesos tras una cortina. “No había mejor manera que hacerlo con una cámara en cada esquina, y sobre todo con todo mi equipo”. Un equipo lleno de mujeres españolas como Alba Melendo, quien se encargó del estilismo.