Las órdenes de venta siguen produciéndose en los metales preciosos, después de las fuertes alzas de las últimas semanas, que habían llevado al oro a rozar los 4.400 dólares la onza. Hoy cede un 2%, hasta quedarse al filo de los 4.000 dólares, y el retroceso acumulado en dos días alcanza el 7,5%. Los expertos señalan que no existe una razón concreta para esta corrección, que lo llevó el martes a sufrir una caída intradía de hasta el 6,3%, la mayor desde abril de 2013.
Los analistas siguen opinando que una consolidación es mucho más probable que una corrección a largo plazo. Claudio Wewel, estratega de divisas en J. Safra Sarasin Sustainable AM, atribuye en un informe la reciente corrección a una toma de beneficios generalizada, provocada por una combinación de factores, como el flujo de noticias políticas favorables, después de que el presidente Trump haya insinuado un eventual acuerdo comercial entre Estados Unidos y China, y de la posibilidad de que la administración Trump comience a retirarse de algunos aranceles sobre determinadas importaciones, especialmente sobre aquellos bienes que el país no produce.
“Los fundamentales siguen siendo favorables, en particular para el oro y la plata. Esta corrección debería abrir otra oportunidad de compra”, añade Julius Baer en un informe publicado hoy. “De hecho, una consolidación no sería inusual después de un repunte tan fuerte y pronunciado y debería considerarse saludable. El trasfondo fundamental para el oro sigue siendo favorable”, indica la entidad suiza. Desde Standard Chartered apuntan a ventas técnicas para justificar la corrección y recuerdan que el precio del oro se situaba desde septiembre en “territorio de sobrecompra”.
En un año de incertidumbre geopolítica y económica, los inversores se habían dejado llevar por la búsqueda de activos refugio ante la depreciación del dólar y la expectativa de unos tipos de interés a la baja en Estados Unidos, lo que había disparado el metal dorado a niveles nunca vistos. Las compras de oro por parte de los bancos centrales ya son también un factor estructural que refleja el deseo de los países emergentes de ser menos dependientes del dólar como moneda de reserva y, en un caso extremo, menos susceptibles a las sanciones estadounidenses.
Además, en el contexto de una desaceleración de la economía estadounidense, los expertos consideran que la demanda de refugio seguro es un factor coyuntural que podría volverse estructural si se confirman las preocupaciones actuales sobre el estado del dólar estadounidense y la independencia de la Reserva Federal. En todo caso, los inversores prefieren blindarse ante futuras oscilaciones con opciones. La volatilidad implícita a un mes se ha disparado hasta cerca de su nivel más alto desde marzo de 2022, lo que demuestra que los inversores se están posicionando para futuras variaciones de precios, de acuerdo con los datos de Bloomberg.
“La caída del oro el martes era algo que estaba por suceder. Los hedge funds han comenzado a cuestionar la relación riesgo-recompensa tras un año estelar para el metal precioso”, apunta Ven Ram, estratega macroeconómico de Bloomberg.
La corrección se ha acelerado entre las mineras especializadas en oro, que acumulaban revalorizaciones superiores al 100%, el doble de lo acumulado por el metal precioso. Empresas como Newmont Corp, Barrick Mining o Agnico Eagle Mines ceden con fuerza por segunda jornada consecutiva. Una situación que, según los analistas de Scotiabank, derivará en una consolidación durante los próximos meses que ya se venía antipando en el mercado de fondos cotizados (ETF) con exposición a estas empresas. El mayor de todos ellos ligado al oro, el ETF VanEck Gold Miners, registró salidas netas de 669 millones de dólares el mes pasado.