Una boda en Madrid: el ‘sí, quiero’ de Inés y Álvaro
Lo de Inés y Álvaro no fue amor a primera vista. “Nos presentó un gran amigo en común y la vida nos hizo dar unas cuantas vueltas antes de comenzar nuestra relación. Tardamos años en volver a hablar, pero bastaron un par de quedadas, muchas risas y algún que otro paseo sin prisa para darnos cuenta de que esto iba en serio. Desde entonces, todo encajó de forma sencilla, como cuando llegas a casa y todo está en su sitio”, reconoce la pareja. A Inés y Álvaro les une disfrutar de sus amigos y de las cosas simples, como una sobremesa eterna, un plan improvisado, un café al sol o una película de domingo. “También nos encanta viajar y dejarnos sorprender por el mundo: perderse por calles nuevas, aprender palabras distintas y probar sabores que se quedan para siempre”, añaden.
Álvaro le pidió matrimonio a Inés en la Costa Brava, concretamente en el Far de Sant Sebastià, mientras caía el sol. “Había brisa, ese silencio bonito y una promesa clara: seguir el camino juntos, cuidando lo importante y celebrando lo sencillo. La pedida fue muy nosotros: sin artificios y con el mar de testigo. Y aquí estamos, escribiendo la siguiente página, con muchas ganas de compartirla todos aquellos que queremos”, dicen.
Pasaron por el altar el pasado 5 de julio, en la Ermita de Nuestra Señora de la Paz, ubicada en Soto de la Moraleja. Posteriormente lo celebraron en Finca “Las Jarillas” con todos sus invitados. “Nos emocionó ver a todas las personas que queremos juntas —éramos unos 270—, conscientes de que es difícil que algo así se repita. Nuestros amigos lo dieron todo y nos hicieron sentir que ese día era, de verdad, una fiesta de todos”, comparten los novios.
Inés y Álvaro organizaron su boda ellos mismos, con la ayuda de sus familiares, amigos y de no Aldovea Catering, que se encargaron del catering. “Queríamos una boda con un toque romántico y rústico. La finca tiene unos jardines preciosos e intentamos aprovechar al máximo todos los espacios”, reconoce Inés. “Intentamos que predominara el verde de la finca, y que los toques de color los aportaran las flores. Escogimos unos manteles de hilo verde claro y dejamos a Inés Urquijo que hiciera unos centros de flores coloridos según su criterio. Confiamos al 100% en ella y fue un acierto total, quedó precioso. El seating plan lo hicieron conjuntamente Inés Urquijo y Bdeco”, añade. Los meseros los pintó el padre de Álvaro con motivos florales.