¿Qué blanco elegir para tu vestido de novia? Una experta nos da la respuesta
Cuando pensamos en el vestido de novia perfecto, solemos fijarnos en la silueta, el tejido, el escote o las tendencias del momento. Pero rara vez reparamos en un detalle que puede marcar de verdad la diferencia: el color. Porque no todos los blancos son iguales. Hablamos con Talissa Iovane, experta en colorimetría e imagen, para descubrir todo sobre esta tonalidad y cómo acertar a la hora de elegir tu vestido de novia. “En el caso de una novia, esta prueba es clave: el blanco del vestido no es un color neutro universal y ya está. Lo más importante en colorimetria es el subtono y Según el subtono de la piel, de cada persona un blanco puede resaltar la frescura o, por el contrario, apagar el rostro. Gracias al estudio de colorimetria, encontraremos el blanco ideal para que el vestido realce su belleza natural y que todo el conjunto —maquillaje, accesorios y peinado— armonice con su esencia”, confiesa sobre la importancia de la prueba de colormetría en el mundo nupcial. Esta prueba consiste en analizar los rasgos naturales de la piel, ojos y cabello para determinar qué gama de colores te favorece más. Se realiza colocando diferentes telas o pañuelos cerca del rostro, bajo luz natural, para observar cómo cada tono (cálido y frío) afecta la luminosidad de su rostro.
Tan esencial como otros detalles de tu look nupcial es encontrar el blanco perfecto para ti. “El blanco actúa como un espejo frente al rostro, tiene un efecto rebote de luz potente. Si el tono no armoniza con el subtono de piel, puede acentuar imperfecciones o hacer que la piel se vea opaca. En cambio, el blanco adecuado ilumina, suaviza los rasgos y aporta equilibrio visual y esa luz efecto ‘bb cream’ que te aporta ese aspecto buena cara de forma natural. Elegir el blanco correcto es como encontrar la luz perfecta para una fotografía: transforma completamente el resultado”, añade.
Muchas novias sueñan con un blanco puro, pero no siempre es el tono más favorecedor para ellas. “El blanco puro tiende a favorecer a pieles muy claras y frías, con matices rosados o azulados. Sin embargo, en pieles doradas, con subtonos cálidos, puede generar un contraste excesivo y endurecer los rasgos, hacer que piel se vea más grisácea y apagada. En esos casos, recomiendo optar por blancos ligeramente cálidos —como el marfil o el champagne o arena–, que aportan suavidad y naturalidad, sin perder el efecto nupcial, por eso gracias al estudio de colorimetria todas las novias tienen su blanco perfecto”, dice Talissa Iovane.
Tal y como explica la experta, encontramos una amplia variedad de blancos para elegir a la hora de vestirnos, ya sea en el día a día o de novia. “Los más comunes son el blanco puro, también conocido como óptico, que es brillante y frío, con matices azulados. Es el blanco más intenso, ideal para pieles muy frías. El blanco natural o marfil, que tiene un toque cálido y cremoso, perfecto para pieles doradas. El champagne, que es un blanco con sutiles notas beige o rosadas, muy favorecedor en pieles cálidas y el perla, sofisticado y suave, con reflejos grises o plateados, ideal para novias de piel clara con subtono frío”, cuenta. “Cada estación tiene su luz propia; el blanco debe acompañarla, no competir con ella sino elevar siempre a la novia, que ella sea la auténtica protagonista”, señala.