Anagrama
Dividido en cuatro partes –una novela, un manuscrito, unas memorias y un diario que aumentan la confusión del lector según avanzan las páginas–, cada una de ellas, se encarga de crear una realidad un tanto diferente sobre aquel magnate de los años veinte. El primero de los cuatro libros que conforman Fortuna se hace llamar Obligaciones, una novela de Harold Vanner. Esta primera parte narra el ascenso de Benjamin Rask en el mundo de las fianzas. Un hombre sin aparente vocación, pero continúa un legado familiar entorno a las finanzas siempre enfocado en la búsqueda de la fortuna. Rask transformó el dinero familiar, procedente de plantaciones tabaqueras y de algodón, en capital financiero que le permitió operar a grandes escalas e ir alcanzando la cima del mundo de las finanzas. Entre Estados Unidos y Europa, y acompañado de su mujer Helen, Rask se convierte en toda una personificación de la economía financiera en el siglo XX: especulaciones y acciones que acaban yendo en contra del mercado y que acaban por señalarle como el hombre detrás del desastre del crac del 29.
Mi vida, de Andrew Bevel, el segundo de los cuatro libros, es una recopilación de notas, un manuscrito sin acabar, con apuntes y marcas que quedan incompletos, pero que narra en primera persona la vida de un hombre, también, muy afín al mundo de las finanzas que, además, busca demostrar la inocencia en sus acciones previas (y posteriores) al crac 1929. Por otro lado, la tercera parte se titula Recuerdos de unas memorias y está narrada por una mujer de setenta años, Ida Partenza, una escritora que rememora su primer libro y quien fue la secretaria de Andrew Bevel. El documento que compone el cuarto y último libro de esta historia, Futuros, de Mildred Bevel, recopila las entradas de un diario que acompañó a esta mujer durante los últimos días de su vida en un sanatorio ubicado en Suiza y, como si de un puzle se tratara, las cuatro partes de esta historia empiezan a cobrar sentido.
Son muchas las preguntas y teorías que nacen en el proceso de sumergirse en esta historia financiera y, como dijo Dua Lipa en su reseña, puede dejarte la cabeza dando vueltas. ¿Cuál es la versión real de esta historia? Cada lector saca la suya propia, pero lo que es indiscutible es que Hernán Diaz refleja en esta obra no solo el poder del capitalismo, sino del dinero en sí y su capacidad para distorsionar la realidad a su antojo o, más bien, la de quien lo posee.