El Museo del Louvre de París siempre ha sido uno de los grandes pilares históricos de la cultura, pero el fin de semana pasado un asalto de siete minutos a esta centenaria institución artística ha desencadenado un debate frenético en todo el mundo.
El domingo pasado, hacia las 9:30 de la mañana, dos personas con el rostro tapado se sirvieron de herramientas eléctricas y una grúa montada en un camión para irrumpir en el museo por una ventana de la Galería Apolo, que alberga muchas de las joyas de la corona francesa. Los ladrones se llevaron nueve piezas de valor incalculable, según el Ministerio de Cultura francés. En un comunicado, Emmanuel Macron, presidente del país galo, calificó el robo de «atentado contra un patrimonio que apreciamos porque es nuestra historia.»
No es la primera vez que el Louvre sufre un robo. La Gioconda de Leonardo da Vinci fue sustraída del museo en 1911 por el manitas italiano Vincenzo Peruggia, y recuperada dos años más tarde en Florencia. En 1976, tres ladrones lograron hacerse con una espada con incrustaciones de diamantes utilizada en su día en la coronación del rey Carlos X en 1824, y siete años más tarde desaparecieron dos piezas de ornamentada armadura milanesa del siglo XVI donadas por la familia Rothschild (y no se encontraron hasta 2021). Después de que, en 1998, alguien robara directamente de la pared de la que colgaba Le Chemin de Sèvres, un lienzo del pintor francés Jean-Baptiste-Camille Corot, el Louvre reforzó considerablemente su sistema de seguridad, por lo que el robo de este fin de semana resulta aún más chocante.
«El mundo de la joyería está atónito», afirma Lynn Yaeger, colaboradora de Vogue y experta en joyas. «Muchas bandas han robado joyas en París y el resto del mundo, pero yo diría que esto es tan relevante como el robo de La Mona Lisa en 1911. Todo esto es muy desalentador».
Pero, ¿qué se llevaron exactamente los ladrones el domingo y adónde podría ir a parar el botín? Esto es lo que sabemos hasta ahora sobre las piezas que han protagonizado lo que ya se ha dado en llamar el robo de la década.
¿Qué han robado exactamente en el Louvre?
El Ministerio de Cultura confirmó que entre las joyas robadas figuran el collar y los pendientes que Napoleón regaló a su segunda esposa, la emperatriz María Luisa de Austria, el día de su boda, en 1810; un collar, pendientes y tiara de la colección de las reinas María Amelia y Hortensia; y un broche, un lazo de corpiño y una tiara de la colección de la emperatriz Eugenia.
Quiso la buena suerte que la tiara de la emperatriz Eugenia fuera una de las dos piezas robadas que se encontraron en el lugar de los hechos: con toda probabilidad, los ladrones la perdieron al huir.
¿Quiénes eran los miembros de la realeza a quienes pertenecieron las joyas robadas?
La emperatriz Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III, cuyo papel como árbitro de la moda de la dinastía Bonaparte y su colaboración con el pionero modisto inglés Charles Frederick Worth cambiaron el curso de la historia de la sastrería, era conocida por su gusto fastuoso e iconoclasta. El periodista y crítico de moda Alexander Fury atribuye a Eugenia no solo el auge del color azul emperatriz, sino también la popularización de los baúles de Louis Vuitton.